¿Qué pasó con... Juan Arenas?

¿Qué es de Juan Arenas en la actualidad?

Me dedicaba a la enseñanza. Soy doctor en Ciencias Biológicas. Me jubilé, pero nunca he podido estar parado. Y el rugby nunca lo he dejado, así que monté un proyecto (www.rugbysapiens.com) y me dedico a formar técnicos por toda Andalucía. Soy director de formación de la Federación Andaluza. Veo dos o tres partidos a diario.

¿Cuántos años en el rugby?

Toda la vida. Empecé con 16 años, pero me lesioné a los 21 con una luxación de hombro. Yo jugaba y entrenaba en la sección de rugby del Sevilla Fútbol Club hasta que fundé el Ciencias. Empezamos poco a poco, con gente extraordinaria. Al principio perdíamos de 100, luego de 90, 80, 70, 50... hasta que dejamos de perder. Sin ellos, sin los primeros jugadores, no se explica lo que vino después. Porque los que ahora son viejos antes fueron jóvenes y hay que tenerles un respeto. En los noventa ganábamos ya a todo el mundo y la gente se quedaba sorprendida de cómo habíamos logrado eso.

¿Cuál fue la clave?

Lo logramos en base al trabajo, la información que recibieron los jugadores y aplicando un sistema de juego novedoso.

Aquel Ciencias jugaba mucho a la mano.

Sí, pero el balón se gana en la melé y la touch. Si no lo tienes, no hay juego a la mano. Consideré que nuestros delanteros podían ser especialistas en todo el juego. El concepto de rugby total venía de Inglaterra: todos hacen de todo. El rugby es un deporte de evasión porque lo que hay que hacer es escapar del contrario. Si viene un león a por ti y tienes un tabique y una puerta, eliges la puerta. Eso es lo que hice yo: buscar las puertas.

Hábleme de Antonio Mejías.

Fue uno de los precursores, el que le dedicó más tiempo y le puso más amor al rugby. Antes hubo muchos más. Él me introdujo estando yo en Bachillerato. Para mí lo más importante que hizo fue propagar el rugby por toda Sevilla. Que los más veteranos del rugby sevillano me invitaran a comer y me integraran en su grupo fue un honor bestial. Recordar esas anécdotas con esos señores me pone la piel de gallina.

Transmite modestia pese a lo que logró con el Ciencias.

Es que yo solo no habría hecho nada. Yo tuve la suerte de que la idea no era mala y salieron compradores, mis jugadores, que fueron campeones de España. Pero si no llego a tener compradores de esa idea, no hago nada. Por eso hay que darle importancia a los jugadores. Nosotros hacíamos personas, no jugadores. No hay uno solo de mis jugadores tirado por ahí, en la calle. Nadie, ¿eh?, nadie. Hemos formado personas y he trabajado muchísimo, pero soy uno más del grupo.

Bosco Abascal me resaltaba el concepto de familia que impregnaba a ese equipo.

Eran una piña. Siempre les ponía el mismo ejemplo: en una mano abierta, cualquiera de los cinco dedos se puede fracturar fácilmente. Pero si la cierras, formas un puño. Los individuos son los dedos sueltos y el puño, el equipo. Ésta es la filosofía que ha movido a este club.

Acaba de estrenarse el documental ‘Quince’.

Lo que cuenta es la época dorada del Ciencias. Casimiro Oltra se ha pegado una paliza viajando a todos sitios y se ha partido la cara por este proyecto. Me solicitó ayuda y fue un placer. Le presté seis tomos con toda la historia del Ciencias entre 1971 y 2000, que recopilé durante cinco años en la hemeroteca municipal. Es una película entretenida y emotiva para la gente que vivió esa época y para que aquellos que no la vivieron entiendan lo que es la cultura de club.