¿Qué pasó con... Antonio González?

Ni siquiera una complicada intervención quirúrgica en octubre, que lo mantuvo 35 días ingresado, impidió que este sevillano de Salteras corriera la 37ª edición del Zurich Maratón Sevilla

Antonio González, con una camiseta conmemorativa de su maratón número 25 ABC

28/02/2022 a las 08:58h.

El pundonor, la ilusión y la fuerza de voluntad de corredores populares como Antonio González tejen en silencio la historia del Zurich Maratón Sevilla. Este saltereño es un héroe anónimo al que le basta con el cariño de su gente. De su familia y sus ... amigos. Es uno de los cinco que han terminado todas las ediciones de la prueba sevillana. Sin faltar a ninguna desde 1985, cuando todo comenzó. La última, la del 20 de febrero, fue la más emotiva. Nueve compañeros lo ayudaron a hacer realidad su sueño de alcanzar la meta cuatro meses después de una complicada intervención quirúrgica. Se hidrató en la carrera con agua con espesante y en la meta, como premio a su gesta, la organización lo esperó con un ramo de flores.

Esta vez el Maratón fue para usted muy diferente.

Totalmente diferente. Porque había ganado la batalla con la operación, que fue a principios de octubre. Estuve 35 días ingresado. Y el día del Maratón gané la guerra, que era mi sueño. Conmigo no puede nadie. No me arruga nada.

¿Cómo recuerda la llegada a meta?

Muy emocionante. Gracias a los compañeros que me prestaron todo su apoyo pude terminar. Es algo que jamás podré olvidar.

¿Cuántos lo ayudaron?

Nueve, todos del Club Nuevas Promesas de Gines.

Tuvo muy poquito tiempo para entrenar.

Dos días solamente. En uno hice doce kilómetros, en el otro diez y se acabó.

¿No pensó en dejar de correr esta edición?

No. Era mi sueño. Llevo 39 años corriendo. Y caerme de los cinco que hemos corrido todas las ediciones... no quería. Yo tenía que ganar esta guerra, como fuera.

Qué fuerza de voluntad la suya.

Ha habido años en que lesionado y todo me he echado a correr. Me ha costado trabajo, pero no me ha importado.

Y el año que viene tampoco faltará a la cita con el Maratón.

Por supuesto que no. Y espero estar mejor, más recuperado, hacerla normal. He bajado dos veces de tres horas. En 1992, 2.59, y en 1994, 2.55.

Son muy buenos tiempos...

Pues los tengo hechos. He completado los 37 de Sevilla. Tengo en total 41 maratones empezadas y acabadas, sin abandonos.

¿Cuándo empezó a correr?

Esto es mi sueño. Me tiene atrapado como una araña. Un día, yendo para la Cruzcampo, iba escuchando Los 40 Principales y anunciaron la Maratón de Sevilla. Me apunté sin saber lo que era correr. Era el año 85. Eché cuatro horas y tres minutos. Claro que entonces no tenía la edad que tengo ahora.

¿Lo mejor de todos estos años corriendo son los amigos que se hacen?

Totalmente de acuerdo. Hoy por ti y mañana por mí. El compañerismo y la amistad que hay corriendo es lo mejor que puede encontrar uno.

Antonio González, en el transcurso del Zurich Maratón Sevilla 2022 ABC

Entró en la meta acompañado de su nieto.

Sí. Me esperó en los últimos quinientos metros.

¿Por qué sigue corriendo después de tantos años?

Porque me tiene atrapado. No soy capaz de dejarlo. Cómo voy a dejar estas amistades y este compañerismo. Es un sueño que tengo. Una vez, en una entrevista, me preguntaron qué cuando me iba a retirar. Respondí que nunca, que cuando Dios quisiera. El que me va a retirar va a ser Dios, yo no.

Es usted uno de los cinco que han acabado todas las ediciones.

Sí, cinco. Antonio Gelo, Eduardo Silva, Luis Caballero, Julio Molina y yo.

¿Y con cuál de los otros cuatro compañeros tiene más relación?

Con Antonio Gelo, porque somos de pueblos vecinos. Y con Julio Molina, también, aunque lo veo muy de tarde en tarde.

¿De qué o quién se acordó cuando cruzó la meta?

Me acordé de tantas cosas que no sabría enumerarlas. Me gustaría que hiciera hincapié en los nueve compañeros que me ayudaron a terminar. Porque sin ellos, habría sido imposible. Roque, Alfredo, Rocío, Reyes, Rosa, Lola, Carlos, José Manuel y Manuel. Estuvieron en todo momento pendientes de mí. Tenerlos a mi lado fue un apoyo descomunal.