Sevilla - Real Madrid: A las 21.45 debió acabar el partido (2-3)
El Sevilla cayó ante el Real Madrid en un duelo polémico y en el que Camavinga debió ser expulsado en la primera parte
Lopetegui: «Cuando te remontan un 2-0 el responsable es el entrenador»
Sevilla - Real Madrid: resumen, resultado y goles (2-3)
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Iniciar sesiónLo de siempre como casi siempre. Aunque pareció que el Sevilla, en esta ocasión sí, lo tenía todo de cara para ganar al Real Madrid varios años después, un cúmulo de circunstancias en la segunda parte acabaron con la ilusión y abrieron un dolor extraño, ... difícil de entender y digerir a falta de tan sólo seis jornadas para que se acabe LaLiga. Entre la decepción y la rabia; entre el coraje y una lectura equivocada al final, con el equipo de Ancelotti venido a más y mostrándose en el Ramón Sánchez-Pizju án con una calma inusual para cualquier visitante, los de Nervión se ven más obligados que nunca a hacer números para tratar de cerrar como sea el gran objetivo de la temporada, jugar la Liga de Campeones la próxima temporada. A las 21.45, los sevillistas miraban orgullosos a su equipo; a las 23.00, ya nadie sabía dónde mirar.
De un 2-0 en los primeros 45 minutos con los goles de Rakitic, de falta, y de Lamela a un 2-3 al término del partido. De la euforia por el acierto del croata en un disparo certero y que sorprendió a Courtois y de la machada de Lamela para hacer el 2-0 al amargamiento. ¿Por qué? Seguro, por muchas razones, con responsabilidades propias, bastantes, y también ajenas con un colegiado desarmado y perdido. Queda pensar qué hubiera pasado si el Sevilla hubiera seguido bregando en la segunda parte como en la primera. La pizarra del arranque, con un fútbol de mucha presión, pases rápidos y golpeos brillantes funcionó a la perfección. En el minuto 20, 1-0; en el 25, 2-0. Pero pudieron ser más. El Sevilla se comió al centro del campo del Madrid, sobre todo, a un Camavinga infantil y que mereció ser expulsado por doble amarilla al derribar a Martial cuando se iba sólo a por la meta de Courtois. Alguien dijo que la vida son momentos. Cierto. Y el fútbol, también. Los de Nervión, jaleados y defendidos por los suyos, gozaron de los tiempos perfectos y adecuados para haber casi sentenciado a los madridistas. La vida en 90 minutos. Porque hubo de todo. La alegría y la inspiración del inicio invitó a pensar en cosas buenas (seguro que más de uno pensó que este partido ya no se le podía escapar al Sevilla). Error.
En la segunda parte, el Sevilla se metió atrás, y el Madrid, sin Camavinga, fue otro equipo absolutamente distinto. Los espacios fueron para los de Ancelotti, y el equipo nervionense quedó desdibujado. El físico tampoco acompañó, todo lo contrario. En las bandas, por ejemplo, Acuña y Navas sucumbían de manera continuada ante los arranques, sobre todo, de un Vinicius tela de pesado (en el buen sentido de la palabra).
En las gradas, parecía esperarse el gol del Madrid . El juego del cuadro madrileño era cada vez mejor, y ningún reparo tenían sus atacantes para jugar cerca del área de Bono. En el 48, Benzema ya avisó, pero se encontró con una buena parada del meta marroquí, y en el 49, con Rodrygo, que había entrado por Camavinga, llegaría el daño. El jugador brasileño culminó una muy buena triangulación de su equipo para poner el 2-1 y el miedo en el cuerpo a los locales. El Madrid siguió a lo suyo: en el 53, sería Militao en el que lo intentaría con un disparo desde lejos; en el 63, Benzema desde la izquierda. Apenas un cuarto de horas después, le tocaría a Vinicius ser protagonista con un tanto que sería finalmente anulado al entender el colegiado tras consultarlo con el VAR que había tocado el balón con el brazo. El Madrid se envalentonó, y en el 82, Nacho, que había entrado poco antes, haría el 2-2, y amargaría a los miles de sevillistas que se habían presentado anoche en el estadio. Lopetegui, que seguía sin verlo claro, apuró a los suyos, con Ocampos en el terreno de juego, para que sacaran balones fuera y evitaran cualquier peligro e incidencia de los visitantes.
La apisonadora de Ancelotti seguía a lo suyo, y esa era la peor noticia para un Sevilla difuso, perdido y sin la energía suficiente para tratar de ponerse de nuevo por delante en el marcador. Todo lo contrario. Sería en el tiempo de descuento, en una jugada extraña y en la que Óliver reclamó que le habían hecho falta, como sentenciaría el Madrid con un tanto de Benzema. El extremeño le pidió al colegiado que mirara la jugada en el VAR, pero lo que hizo fue mirar al centro del campo. Ya no habría tiempo para más. Fue la crónica de una muerte anunciada en una segunda parte para olvidar para el Sevilla, y en la que el equipo acabó metiendo balones en largo al área visitante, incluso con Bono tratando de pescar alguno para repetir su hazaña de Valladolid
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