Alberto Ginés tropieza con los bloques

La competición de bloques comenzó cruzada para Alberto Ginés, que no supo resolver el primer rompecabezas que le propusieron los diseñadores. En ese obstáculo inicial se descabalaron buena parte de las opciones de medalla del escalador extremeño. En el bloque, se otorgan cantidades de puntos crecientes según los participantes consigan acceder a los objetivos situados en la zona baja (5 puntos), media (10 puntos) o alta (25) de la pared de 4,5 metros. En su primer intento, Ginés se fue de vacío mientras que cinco de sus rivales lograron hollar los puntos más elevados.

Aquel cero se le clavó a Alberto en el papel y quizá también en la moral. Al contrario que sus adversarios, el cacereño consiguió más puntos en las dos últimas paredes que en las primeras, aunque esa reacción no fue suficiente para enjugar la diferencia con los primeros clasificados. En el último ejercicio, estuvo a punto de alcanzar el hito mayor, lo que le hubiera concedido un buen botín de puntos, pero se le escabulló por milímetros y se tuvo que conformar con un 9,6.

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Ginés accedió a la escalada de dificultad en el último puesto, empatado con otro damnificado por los bloques, el checo Ondra, a más de cuarenta puntos del japonés Anraku y del estadounidense Duffy. Se le había plantado a Albero una misión imposible; más incluso de la que tuvo que superar en Tokio para hacerse con su oro olímpico.

Antes de escalar por la pared de 15 metros ya sabía que había perdido el podio. Aun así mantuvo la concentración suficiente para trepar con agilidad y templanza por el muro. Llegó casi a la cima, entre los aplausos del público, y acabó cayendo a la lona después de atrapar 92.1 puntos. Otro gran especialista en escalada de dificultad, el checho Tomas Ondra, siguió los mismos pasos que Alberto. Su gran oportunidad vendrá en las próximas olimpiadas, en Los Ángeles, cuando, si todo sucede como está previsto, se separen las tres modalidades de la escalada y el cacereeño pueda centrarse en su prueba fetiche y olvidarse de la pesadilla de los bloques.

El oro fue para el británico Toby Roberts, la plata para el japonés Anraku, que cayó cuando ya tenía la corona de laurel sobre las sienes, y el bronce para un gran especialista en dificultad, el austriaco Jakob Schubert, que, a diferencia de Alberto Ginés, se las apañó para salir vivo de los bloques.