Jon Rahm, indignado: «Me sentía ignorado en el campo»

Después de un gran birdie desde diez metros en el hoyo 10, que eliminó el bogey del 7 y le colocó al par, se le torció la cosa dos más adelante. Ahí tropezó de nuevo y se le vio enfadado con el público, algo que se repitió luego en los dos agujeros finales y que el de Barrica explicó con su proverbial franqueza. «Había tanta gente siguiendo nuestro partido desde dentro (jugaba con Rory McIlroy y Justin Rose) que era difícil concentrarse; a veces yo estaba jugando y los comentaristas estaban a lo suyo, hablando con otras personas, como si yo no existiese. Vamos, que me sentía totalmente ignorado y tuve que recriminárselo varias veces».

Entre estos despistes y los parones en los últimos hoyos, que le hizo aguardar media hora entre golpe y golpe, Rahm acabó desquiciado con otros dos bogeys para una tarjeta de 74 impactos. Este resultado (+3) le deja fuera del corte provisional (+2), aunque un ganador como él no está pensando en esa cifra, sino en lo que aún le queda por delante en su afán por ganar el torneo. «Esto es muy largo y todo pasa por hacer una buena segunda ronda, poner un resultado bajo en el casillero aprovechando que el turno de mañana será previsiblemente más favorable, y luego en el fin de semana ya se verá hasta dónde podemos llegar».

La tarea será ardua, ya que los líderes le llevan ocho golpes de ventaja. Son el amateur sudafricano Lamprecht, el inglés Fleetwood y el argentino Grillo, que con cinco bajo par dejaron una cifra que puede ser peligrosa para los que aún tienen que hacer los deberes de cara a las rondas finales. No es el caso de Adrián Otaegui, que con su proverbial tranquilidad le fue restando golpes al recorrido y acabó a un golpe de la cabeza. «Lo principal es que, salvo en el primer hoyo, no me he metido en líos y he pateado muy bien. Estoy muy contento del resultado, pero esto no ha hecho más que empezar», comentó el donostiarra desde su cuarto puesto.

El resto de los españoles no pudo terminar en números rojos como él. El más cercano fue Pablo Larrazábal (+1), que se mostró crítico y autoexigente con su juego, al declarar que «yo no vengo a los torneos a pasar cortes, sino a ganar. Creo que mi juego se lo merece después de tantos años en esto». En esa misma cifra acabó el cántabro Nacho Elvira, que después de disfrutar de su primer British a lo largo de toda la tarde, se enredó en un bunker del hoyo 15 que le estropeó la tarjeta al terminar.

La sorpresa de los hispanos la protagonizó el aficionado Josele Ballester (+2), que acabó con dos arriba después de jugar un golf espectacular en el que supo evitar los problemas con una estrategia impropia de sus 19 años. Los resultados más altos estuvieron a cargo de Alejandro Cañizares (+4) y Adri Arnaus y Jorge Campillo (+11), que no pudieron remontar las trampas que les iba poniendo el Royal Liverpool. Con el torneo ya perdido, deben concentrarse en hacer una buena jornada de viernes y en sacar buenas experiencias de cara al futuro.