La zozobra se instala en la Federación después de Rubiales

Entre medias de esta crisis institucional y de modelo, la selección puede dejar cerrada matemáticamente su asistencia a la próxima Eurocopa (Alemania sin otros países, 14 de junio al 14 de julio de 2024) en los partidos que se jugarán esta semana en Sevilla ante Escocia (jueves) y Noruega en Oslo (domingo). Si gana los dos, está dentro.

Una mezcla de juzgados, abogados, ansiedad ambiental y criterios puramente deportivos se mezclan en esta ventana de selecciones que en el ideario de los aficionados a la Liga se menciona como 'parón' del campeonato. Formas de verlo.

Adentrarse en la Federación estos días es atender a muchas argumentaciones futbolísticas o deportivas y a su vez conversaciones 'off the record' sobre las secuelas que deja el beso de Rubiales a Jenni. Daños en la institución para unos, regeneración de cargos y aire limpio para otros. O tal vez, situaciones que se han complementado. Unas han llevado a las otras.

Después de la dimisión de Rubiales, han abandonado la federación el seleccionador del equipo femenino que conquistó el título en Oceanía, Jorge Vilda, el secretario general, Andreu Camps, el director de integridad, Miguel García Caba, y el último Pablo García Cuervo, director de comunicación, que en teoría ha dejado el puesto vacante.

El litigio judicial continúa a la vuelta de la ventana de selecciones. El próximo viernes 20 de octubre tendrán que declarar en la Audiencia Nacional el citado García Cuervo, el seleccionador nacional masculino, Luis de la Fuente, y el subdirector de comunicación del ente, Enrique Yunta, como testigos.

Una semana después harán lo propio el director de gabinete de Rubiales, José María Timón, el psicólogo de la selección femenina, Javier López Vallejo, y el responsable de compliance (buenas prácticas) de la FEF, Javier Puyol.

Para Luis de la Fuente, el seleccionador nombrado por Luis Rubiales después de la etapa de Luis Enrique, cada rueda de prensa que ofrece como máximo responsable del equipo supone un ejercicio de transparencia y buenas prácticas. También de sudores. En su momento tuvo que hacer frente a las cuestiones relacionadas con los aplausos que dedicó al expresidente en la Asamblea del «no dimito».

El pasado miércoles hubo de procesar las lógicas preguntas relacionadas con su próxima declaración como testigo en la Audiencia Nacional, aunque en este punto el moderado seleccionador se revolvió algo incómodo. «No sé por qué me llaman, responderé a lo que me preguntan y me volveré a casa muy tranquilo», dijo una vez.

«Estoy todo el día viendo fútbol, los amigos me dicen que no tengo vida. No soy ajeno a la realidad, pero hay asuntos que no puedo controlar y no me ocupan. Los veo y los aparto si no veo que me puedan afectar», amplió.

De la Fuente se ha refugiado en el viejo argumento tantas veces empleado. «Solo quiero fútbol». Y no líos en los juzgados, le faltó añadir. Como sucede siempre que comparece ante los medios, estuvo arropado por el seleccionador de la sub 21, Santi Denia, y el director de la selección, Albert Luque.

En la Federación se admite la zozobra y la incertidumbre existentes entre los empleados y trabajadores, ya que nadie conoce hasta dónde van a llegar las réplicas del terremoto Rubiales, cuánto tiempo durará el litigio judicial y hacia dónde se dirige la Federación.

La concesión del Mundial 2030 era una noticia positiva esperada en el ente federativo. Apuntan determinadas fuentes que se conocía desde la pasada primavera, mucho antes del desdichado beso, de la reunión de Pedro Sánchez con el presidente de la FIFA Infantino y de los anuncios que luego llegaron de sedes compartidas y Mundial en seis países.

Salvo algún caso aislado, determinados jugadores con más inquietudes que se interesan siempre por el devenir de los embrollos judiciales, los futbolistas internacionales están en otra órbita. En su burbuja de posesión de balón, bloque alto, bloque bajo e incursiones por dentro.