Fútbol
Vinicius versus Gavi, volcanes en erupción
Copa del Rey
El brasileño y el culé tuvieron piques de alta intensidad en un Camp Nou que pidió a Messi
Goleada histórica del Madrid: Florentino gana desde casa
Cómo corregir a Gavi y Vinicius
Vinicius y Gavi se enzarzan durante el clásico
Un miércoles santo de clásico en los alrededores del Spotify Camp Nou es una visita espejo a las Ramblas. Más turistas que lugareños, más sandalias con calcetín blanco que deportivas y Messi por cualquier lado. En las bufandas y camisetas fake de los puestos ambulantes, ... en la piel de los aficionados azulgranas y en su memoria: «Ojalá vuelva. Nunca se tuvo que haber ido», señalaba a este periódico un aficionado argentino con su gemelo derecho repleto de tinta negra con la cara de Lionel.
Messi no estuvo anoche en el clásico y ya veremos si lo está la próxima temporada. Eso sí, en el minuto diez su nombre fue coreado por todo el estadio. Tampoco apareció Florentino Pérez, la gran ausencia de la expedición del Real Madrid, como ya ocurriera en el partido de Liga de hace dos semanas y media, cuyo autobús accedió por la zona norte del estadio, en lugar de la habitual puerta 18, como elemento sorpresa para evitar incidentes a su llegada. Objetivo cumplido. Cero problemas.
Tampoco hubo rastro de Enríquez Negreira ni de sus tentáculos. En Barcelona, el color del cristal de las gafas con las que se mira el mayor escándalo de corrupción de la historia del deporte español es bien distinto al resto del país. Aquí no ha pasado nada y si pasa, se le saluda con cinismo. «Así, así, así gana el Madrid» cantaba el Camp Nou tras el penalti del 0-3. De La Fuente, siempre educado, sí dijo hola con elegancia a Joan Laporta y Emilio Butragueño, los máximos representantes de ambos equipos ayer en el palco. El seleccionador vivió in situ su primer clásico como primer responsable del equipo nacional, con Albert Luque y Puyol como escuderos.
Antes del inicio del partido, momento emotivo. Álex Roca, el primer corredor con discapacidad de un 76% que finaliza un maratón, realizó el saque de honor ante el sincero aplauso, no solo de la grada, sino de todos los jugadores. Benzema, el que más. Bonito detalle del francés, reconociendo el gigante mérito de Roca. Ambos se fundieron en un abrazo antes de que el atleta abandonara el verde.
Ahí se acabaron las buenas voluntades. Fue pitar Martínez Munuera y la mecha empezó a correr. Xavi se llevó las manos a los bolsillos aceptando la clara amarilla de Sergi Roberto, pero mutó a volcán cuando el colegiado no señaló como falta un robo limpio de Vini a Kessié. Amarilla para el técnico catalán, y perdón para su hermano, el que más fuego echó.
El técnico catalán aplaudía con orgullo cada recuperación de su equipo. Microcuentos de felicidad que se convirtieron en tristeza con el gol de Vinicius en el 45+1. Sonrisa irónica y gesto de 'cómo es posible'. En el banquillo blanco, la celebración le costaron unas cuantas collejas a Pintus, diana del staff para ponerle cara y ojos al 0-1.
El brasileño fue el gran protagonista de la primera parte, junto a Gavi. Coreado por su habitual ímpetu y agresividad, el andaluz sacó de quicio a Vinicius, que se las tuvo con Rodrygo, Camavinga y el propio '20' blanco. Camino de los vestuarios, y ambos ya amonestados por un pique intenso en el 30, Vini quiso tender un puente que bombardeó Gavi en un nanosegundo. Mensajito al oído que indignó al brasileño. Otra vez gresca. Ceballos acudió al auxilio y Valverde le mandó a freír espárragos.
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La celebración de los goles en la segunda mitad dejó estampas de Navidad en el Camp Nou. El banquillo se fue a por Militao y Valverde, los fontaneros del 0-2. Entre los dos sacaron un balón pegado a la banda para que luego Modric y Benzema pusieran la magia. Reconocimiento justo. El 0-3 fue un abrazo coral, o casi. Kroos corrió hacia campo propio. Ni un centímetro de más. Fiabilidad alemana. El 0-4 provocó una huida en estampida de la grada del Camp Nou. Pupa profunda para ponerle el lazo al pase del Real Madrid y a una dolorosa eliminación local. Solo la tozudez de Vini, que se jugó la segunda amarilla al demorar al límite su retirada del campo, puso nervioso a un equipo blanco que se sacó con grandeza la espina de los tres últimos clásicos.
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