Laporta vende y sus comisionistas cobran

Xavi ha advertido al Dembélé del peligro de marcharse al PSG y le ha recordado el arrepentimiento que pasados los años sintió Neymar por haber aceptado aquella operación. Sin embargo, el francés no es el único fichaje que pretende Luis Enrique. Gavi, Rafinha y Pedri están entre las preferencias del técnico asturiano, que quiere construir un equipo serio y tira de referentes azulgranas como ya hizo mientras fue el seleccionador español. A Xavi le harán falta algo más que parábolas para retener a sus estrellas en un club con demasiadas urgencias económicas para no tenerlo todo a la venta. Además, Laporta sabe siempre ver una posibilidad, donde los demás sólo son capaces de ver decadencia y pérdidas, y cuantos más jugadores se marchen más fichajes podrá realizar con sus comisionistas habituales.

A pesar de los esfuerzos de Nasser Al-Khelaïfi para evitar que su más preciada estrella se vaya al Real Madrid, parece que el destino de Mbappé está cosido al de Florentino Pérez. El trueque que el jeque ofreció al Barcelona sigue interesando al equipo francés pero no al delantero, de modo que son escasas las posibilidades de que salte la gran sorpresa en el mercado del fútbol de este verano.

Gavi y Rafinha podrían irse sin demasiado ruido. No es la primera vez que se especula sobre la salida de los dos jugadores. Si llega una oferta que convence al Barcelona. Más delicada sería la salida de Pedri porque Xavi tiene basado en él el proyecto deportivo. Pero para que no decaiga el ánimo, y por si se dan finalmente las circunstancias, Laporta tiene pensado ya su sustituto, Bernardo Silva, que, como no podía ser de otra manera, es otro patrocinado de Jorge Mendes. Todo está a la venta cuando falta dinero, y todo se vende muy rápido cuando con compras posteriores nosotros y nuestros amigos podemos ganar mucho más.

Paralelamente a la competición deportiva, Laporta emprende cada año su competición económica, que siempre beneficia a los mismos, al margen de que luego dé mejor o peor resultado en el terreno de juego. Los fichajes de este año, con mención especial para el carísimo Víctor Roque, la segunda transacción más cuantiosa del fútbol brasileño, sólo por detrás de la de Neymar, así lo atestiguan. También los del año pasado, aunque de esto nadie se acuerda en un club con una masa social y unos medios de comunicación tan fanáticos, serviles y poco inteligentes. La desfachatez con que Laporta puede despachar los asuntos no sólo puede atribuirse a su arrojo, sino al felpudismo que practican unos medios de comunicación que han perdido cualquier sentido periodístico y redundan sólo en la propaganda y el seguidismo.

El presidente del Barça juega con la debilidad mental de socios, aficionados y periodistas y sabe que le basta con generar la sensación de una nueva ilusión para tapar las demenciales operaciones económicas que tantas veces suponen los fichajes que le proponen sus amigos. A Lewandowski y a Gündogan el club les va a pagar a precio de oro su jubilación, con contratos que cada año son más caros en jugadores que por su edad cada temporada rinde menos: no es su culpa ni era difícil de prever, pero las prebendas económicas del entorno presidencial decantan la balanza de un modo muy poco favorable a los intereses del club. En el caso de Dembélé, el Barça podría obtener 25 millones por su marcha, pero si se hace con los servicios de Joao Félix para sustituirlo, y todo parece indicar que así será, tendrá que pagarle 14 millones de euros al año, según la cifra en la que los expertos sitúan el salario del jugador portugués. Hasta ahora el salario más alto de la plantilla azulgrana es el del delantero polaco con 11 millones de euros a sus 34 años.