Piqué se ha ido, pero todo el mundo quería echarlo

Laporta ha dicho que la decisión de Piqué ha sido de un barcelonismo indiscutible, con lo que no hace falta ser demasiado listo para entender que pensaba que su permanencia, con su salario, era un ataque al club que todo se lo ha dado. En la rueda de prensa de este mediodía, Xavi se ha medido mucho en sus palabras y con buen criterio ha dicho que no sería él quien revelara las conversaciones privadas entre ambos.

Los que las han conocido explican que en tono duro, e incluso muy duro, Xavi le habría reprochado su dejadez, su falta de entrega y de compromiso, además de dejarle muy claro que no contaba con él para nada.

Pese a la épica que ha querido ponerle con su vídeo, y a las acríticas lágrimas de la afición culé, que con su fanatismo ciego ha permitido que presidentes y jugadores arruinaran el club sin expresarles jamás el menor rechazo, Piqué ha actuado en su adiós con su acostumbrado y descarnado egoísmo, que es el mismo que el de la mayoría de las grandes estrellas del fútbol: se ha ido sólo cuando su posición se ha vuelto insostenible y porque en el acuerdo de divorcio con Shakira le interesa jugar sus últimos años en Miami: así lo pactó la pareja desde el principio, mucho antes de engañarse. Piqué, por lo tanto, ha ido a lo suyo hasta el último minuto. Y en el último minuto ha continuado yendo a lo suyo.

Sobre su futuro como presidente de la entidad, con el que el jugador ha querido jugar a especular en el mencionado vídeo, es una más de sus bravuconadas. No hay duda que tiene esta idea en la cabeza, pero falta por ver si después de la inevitable privatización del club que llevará a cabo Laporta, el Barcelona tiene presidente o propietario. Y ya sabemos que en Cataluña los fantasmas se desvanecen cuando hay un precio y hay que pagarlo.