Los olvidos y la «chulería» de los testigos llevaron «al límite» al juez del caso Rubiales

La razón estriba en el tenor de las testificales que se ofrecieron ayer, cuando comparecía el núcleo de Rubiales en las áreas de Comunicación (Pablo García Cuervo) e Integridad (Miguel María García Caba), como también el seleccionador nacional recién renovado en el cargo, Luis de la Fuente. Quien más y quien menos se llevó su rapapolvo, como también la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, en su esfuerzo por hacer entender en la Sala que cuando una prueba ha sido admitida en un juicio, hay que practicarla.

La acusación pública quiere profundizar en el informe que confeccionó en 36 horas el departamento de Integridad sin contar con Hermoso y con testimonios prefabricados, aunque el juez ya haya dicho que esas declaraciones no tienen validez. La fiscal llegó a decir que el juicio podría ser declarado nulo y el magistrado acabó, a regañadientes, aceptando preguntas sobre el asunto: García Caba contó que su informe no tiene «ninguna eficacia» ni validez legal, que era sólo para decidir a qué cauce interno derivar el tema del beso y que «lamentablemente» Hermoso no quiso participar.

El momento quizá más bronco fue durante la declaración de García Cuervo, el mismo que comenzó reconociendo que culpaba de su despido a Hermoso y otras jugadoras. Testigo de la acusación, dijo de ella que «es una persona bastante influenciable y bastante manipulable» y que no le daba confianza. Justificaba así que «elaboró con la supervisión del presidente (Rubiales)» un comunicado atribuyéndole entrecomillados sin hablarlo antes con ella, la nota por la que le hicieron bajar del autobús camino del aeropuerto y que ella trató «con desgana». «Si hubiese dicho que no, no se hubiese sacado adelante ese comunicado, claramente», aseguró.

Ya había tensión con la Fiscalía en esta parte del interrogatorio, por respuestas esquivas y a veces, desafiantes, pero fue en aumento cuando quien interrogaba era la acusación popular que ejerce la AFE. García Cuervo llegó a reprochar a su letrada que no se hubiera «preparado el juicio». «Ya está. Mi paciencia está llegando a un límite. Viene aquí a declarar, basta ya de esas contestaciones. Yo quiero saber las cosas con claridad, no con chulería», estalló Fernández-Prieto removiéndose en su silla. Volvió a intervenir al cabo de minutos. «Si a cada pregunta hay comentarios de quien pregunta y quien responde esto es un interrogatorio de locos», dijo.

A Luis de la Fuente también le tocó su parte después de enzarzarse con la Fiscalía porque se contradijo respecto de lo declarado en instrucción. Si en el juzgado afirmó que en el avión de vuelta de Sídney escuchó hablar del comunicado o el vídeo que debía grabar Hermoso, ya no recordaba nada. «Rotundamente, no», aseguró tras titubear.

La fiscal recordó que un testigo debe decir verdad so pena de incurrir en falso testimonio, pero De la Fuente se mantuvo en sus trece y de nuevo, el juez: «Es un testigo que lleva diez minutos diciendo que no sabe nada y nos hemos empeñado en que es un mentiroso. Y no digo que no lo sea, pero queréllense si consideran que miente en el juicio», zanjó.

Pero la siguiente pregunta era si estuvo en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF en agosto de 2023. «No vengo a hablar de ese tema», respondió. Fernández-Prieto se removía en su silla: «Uno no elige de qué viene a hablar. Aquí uno viene a hablar de lo que se le pregunta, a contestar a lo que se le pregunte con la obligación de decir verdad», espetó.

Sin bronca pero con controversia, el psicólogo López Vallejo por su aportación al informe de Integridad, que daba a entender que había hablado con Hermoso y no era así. Ayer aseguró que percibió el beso como algo «anecdótico» y en el informe, editado sobre un borrador de Integridad, plasmó que era «compatible» con «un gesto de efusividad» porque puede serlo «con esto y con otra cosa». «¿Compatible con una agresión sexual?», replicó la fiscal Durántez. El juez no le dejó contestar.

Las sesiones se reanudan hoy.