Un milagro llamado Nápoles: cuando el dinero no manda en el fútbol

Una liga inesperada. Ningún experto, ni el más optimista, habría apostado un céntimo a principio de temporada por el título del Nápoles, lo que aumenta la majestuosidad de la hazaña. En verano, el presidente De Laurentis desmantelaba una plantilla llena de grandes nombres para comenzar con un nuevo proyecto. La lista fue larga: se marcharon Koulibaly, Insigne, Mertens y Fabián Ruiz, y llegaron 'desconocidos' como Kvaratskhelia, Kim Min Jae, Mathias Olivera Raspadori, Simeone y Ndombelé. Poco dinero invertido, pero confianza plena en el director deportivo Giuntoli, el creador del bonito e inesperado milagro del Nápoles.

Una sorpresa para todos, incluso para Spalletti, que sonreía a finales de mayo del pasado año 2022 cuando escuchaba a su presidente en una rueda de prensa. «Haremos de todo para ganar el Scudetto». Una manifestación que, aparentemente, no se creía ni el propio De Laurentis.

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Pero arrancaba la temporada 2022-23 y el Nápoles empieza jugando bien, encanta también en Europa con el 4-1 al Liverpool y un ambiente mágico empieza a formarse en torno al equipo. El conjunto de Spalletti es el espejo de la belleza que se respira en la ciudad, pero el mérito ético ha sido superior al estético. Mucho trabajo durante el curso que se ha visto reflejado en todas las estadísticas: primeros en posesión, en goles y en asistencias. Y este jueves los napolitanos escribían un capítulo hasta ahora inédito en la historia del Calcio, en el que ningún equipo lo ha hecho mejor que ellos: el primer campeón a falta de cinco jornadas para el cierre de la liga.

Este equipo es el fruto del trabajo diario y esfuerzo concienzudo que Spalletti ha sabido transmitir a jugadores jóvenes que el jueves se convirtieron en héroes para una ciudad y un equipo que cuenta con casi 200 millones de hinchas en todo el mundo. Durante la temporada, el campeón ha perdido sólo tres partidos, contra Milan, Lazio e Inter, rivales a los que en otras campañas, por indolencia u otros motivos, no lograba superar. Pero este jueves se cerraba un círculo, cuando el dominio se convertía en triunfo.

El fútbol parece haber vuelto en Italia a su origen porque las emociones y las ilusiones han terminado imponiéndose a las billeteras repletas de dinero de los jeques y grandes propietarios. El campeonato del Nápoles representa también la revancha histórica del sur contra al norte, la victoria, como decía Maradona, del equipo del pueblo, el que representa a la gente. Un triunfo que ha puesto fin a la hegemonía de Juventus, Inter y Milan, que se prolongaba ya desde 2001. Una temporada que quedará en la memoria de todos los 'tifosi' del Calcio.

Para los napolitanos alguien desde el cielo ya lo tenía todo preparado: Argentina salió campeón del mundo en 1986, al igual que el Nápoles (temporada 1986-87), por lo que, después el triunfo de la albiceleste en Catar, solo había que esperar a que llegase una noche de mayo para completar una bella profecía.