Fútbol
Piqué y el histórico problema del Barcelona: las estrellas se marchan por la puerta de atrás
El defensa es el último crack que se va del Barcelona tras ser pitado por la grada, criticado por la directiva y relegado al banquillo por el entrenador
Barcelona
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Iniciar sesiónEs un mal endémico en el Barcelona, cuya capacidad para fichar a los mejores jugadores del momento es inversamente proporcional al reconocimiento que les concede en sus salidas. Piqué es el último ejemplo. El histórico central, quinto futbolistas con más partidos oficiales de la ... historia del club, con 30 títulos conquistados como azulgrana anunció ayer su retirada inmediata después de comprobar cómo su papel en el equipo se veía relegado a los escasos minutos que le daba Xavi, a los pitos del Camp Nou tras algunos fallos sobre el terreno de juego y las filtraciones de la directiva sobre su elevado salario o la necesidad de sacárselo de encima. No fue una rueda de prensa conjunta, ni se marchará por la puerta grande. Más bien al contrario, en mitad de una temporada en la que aún escuece la eliminación en Champions y que estará marcada por la disputa del Mundial dentro de unas semanas.
No ha sido el primer crack que sale por la puerta de atrás. Salvo algunos casos excepcionales como Xavi, Puyol o Iniesta, el resto de grandes estrellas han tenido un desencuentro con el club en el que brillaron. Desde Cruyff hasta Messi, pasando por futbolistas tan emblemáticos como Maradona, Schuster, Laudrup, Romario, Ronaldo, Figo, Rivaldo, Ronaldinho, Eto'o, Ibrahimovic, Luis Suárez o Antoine Griezmann. Ningún presidente de la historia reciente del club queda exento y todos lucen alguna decepción. El caso más sonado fue el de Cruyff, que se marchó molesto como jugador, entrenador y presidente de honor. Curiosamente, una de las personas más importantes de la historia del club, a la que el Barcelona le debe su modelo, su ADN, su transformación y sus éxitos. Como futbolista rompió la dinámica negativa del club en los años 70, aunque acabó peleado con el entrenador Hennes Weismeiler y la directiva. Después, como técnico, también fue despedido por Núñez a pesar de haber ganado la primera Copa de Europa de la historia de la entidad y cuatro Ligas consecutivas. Laporta le nombró presidente de honor pero su imagen devolviendo la insignia, con Rosell de mandatario, dio la vuelta al mundo.
Cruyff fue el primero, pero le siguieron muchos jugadores que no acabaron de triunfar con la camiseta azulgrana y que si lo hicieron acabaron saliendo por la puerta de atrás por diferentes motivos. Por ejemplo Diego Armando Maradona, que llegó en 1982 tras abonar la increíble cantidad para aquella época de 1.200 millones de pesetas (más de 7 millones de euros). Las lesiones, la hepatitis y algunos tensos momentos con el presidente Núñez solo permitieron que estuviera dos temporadas en el Camp Nou, donde se recuerdan más sus polémicas extradeportivas. Se fue devaluado al Nápoles, donde es idolatrado. Y luego ganó el Mundial
De la misma época es Bernd Schuster, que sufrió la convulsa situación en la que vivía el Barcelona. Persona de gran carácter, ya había renunciado a jugar con su selección y se marchó del estadio antes de que el árbitro señalara el término de la final de la Copa de Europa ante el Steaua en Sevilla al ser sustituido. Siguió la final del partido en un taxi. El siguiente año se lo pasó sin jugar, castigado. Lo fichó el Madrid en el 1988.
Ya en la época del Dream Team se vivieron bastantes casos de granes talentos que salieron de mala manera del Barcelona. Uno de ellos Romario, que solo duró un año. Consiguió marcar 30 goles y su rendimiento fue espectacular pero le pasó factura su querencia hacia la noche, algo que Cruyff y Núñez censuraban. «Tú no eres mi padre», le llegó a espetar el brasileño a Cruyff en el vestuario. También Laudrup tuvo desencuentros con el neerlandés y decidió marcharse al Real Madrid a pesar que en Barcelona era un ídolo. Esto le cerró las puertas del barcelonismo.
Las relaciones entre la directiva y los representantes han acabado teniendo daños colaterales en muchos momentos. Que se lo pregunten a Ronaldo Nazario, que llegó con 20 años al Barça procedente del PSV. Su temporada fue magnífica y encandiló a los culés pero Núñez no cedió a las presiones de sus agentes y prefirió venderle a renovarle al Inter, que pagó 4.000 millones de pesetas (había costado 2.500). Posteriormente formó parte del Real Madrid de los 'Galácticos'.
Si duda alguna, el caso más sonado de todos ha sido el de Luis Figo, que aún hoy en día sigue dando para documentales. El portugués fue capitán del Barcelona, ídolo de la masa social culé pero pasó a ser la persona más odiada de la Ciudad Condal después de comprometerse con el Real Madrid en el año 2000. Fue la gran baza de Florentino Pérez para ganar las elecciones. Le costó 60 millones de euros, otro récord de la época. No se recuerda recibimiento más hostil que el que recibió en su regreso al Camp Nou para jugar vestido de blanco. Icónica es la cabeza de cochinillo que lanzaron al césped, entre otras muchas cosas.
La frase «a veces el Barcelona no trata muy bien a sus estrellas» la pronunció Rivaldo. Otro crack que no salió bien del Barcelona. Llegó a ganar el Balón de Oro vestido de azulgrana pero mantuvo un fuerte rifirrafe con Van Gaal, que era el entrenador, porque le hacía jugar en una posición (escorado en la banda izquierda) que no le gustaba. También mantuvo una tensa relación con Núñez porque no le mejoraban el contrato. Se marchó el mismo verano que levantaba la Copa del mundo con Brasil en 2002.
La llegada de Pep Guardiola al banquillo del Barcelona supuso un punto de inflexión y la salida de jugadores que habían ganado la segunda Champions del club bajo la tutela de Rijkaard. El más sonado fue el de Ronaldinho, que con su sonrisa y su juego filigranero cambió una vez más la dinámica del Barcelona. Aunque se llegó a hablar de un contrato vitalicio, Se fue por la puerta de atrás tras dos últimos años repletos de lesiones, malas actuaciones y salidas nocturnas. Volvió como embajador pero sin el tirón que lució como futbolista.
Con Ronaldinho compartió equipo Samuel Eto'o, que no tuvo 'feeling' con Guardiola. Pep quiso traspasarlo el primer año pero acabó quedándose y marcó en la final de la Champions 2009. Pero Guardiola era de ideas fijas y acabó consiguiendo que se marchara. se fue al Inter de Mourinho, que al año siguiente eliminó al Barça de Europa. A cambio llegó Zlatan Ibrahimovic, la gran apuesta del técnico catalán. Ambos chocaron desde el primer momento. Fue una lucha de egos que acabó con el sueco fuera del equipo.
También se marchó muy molesto Luis Suárez, al que Koeman le comentó por teléfono que no contaba con él en una conversación de apenas minuto y medio. El uruguayo consideraba que no merecía ese trato después de todo lo que le había dado al Barcelona. «Cuando el Barça hizo oficial que no contaba conmigo empezaron las conversaciones con el Atleti. Quería tomar la decisión adecuada, lo que mejor me venía a mí y mi familia. Cuando el Barça me dijo que no contaba conmigo fue duro, no me lo esperaba, fueron momentos muy difíciles por las formas. Me llamó Koeman y me dijo que no contaba conmigo», explicó el charrúa, que confesó: «De la forma que se trató, se me despreció. Mi mujer y mis hijos me vieron irme triste a entrenar y luego llegó el momento de avisar a mis hijos del cambio. No puse ningún pero, quise facilitar las cosas, no quería hacer un problema», apuntó. Atrás quedaban seis temporadas en las que jugó 283 partidos, anotó 198 goles y dio 113 asistencias que sirvieron para ganar 13 títulos.
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Auge y caída de un jugador diferente
Rubén Cañizares
Antoine Griezmann, al igual que Luis Suárez, también acabó en el Atlético de Madrid tras una polémica llegada al Barcelona y una no menos convulsa salida. En 2018 el francés dio plantón a la directiva de Bartomeu cuando el fichaje estaba apalabrado. Los directivos se enteraron por la televisión en un documental que grabó el atacante. No obstante, insistieron y pudieron ficharle al año siguiente. Su rendimiento no fue el esperado, aunque se quejó de que no le permitían jugar en su posición. El 1 de septiembre de 2021 se hizo oficial su vuelta al Atlético de Madrid en forma de cesión por una temporada más una segunda opcional, pagando el equipo madrileño toda su ficha, además de incluir una opción de compra obligatoria. Finalmente, se desvinculó recientemente del Barcelona el pasado mes de octubre. «Las críticas hacia mí en Barcelona fueron a veces exageradas», se quejó el galo. Las malas formas del Barça quedaron demostradas con el comentario en las redes sociales del directivo azulgrana Miquel Camps cuando se oficializó su salida: «Dejaste un gran recuerdo dándolo todo y animando en el Palau, en le césped, desgraciadamente, creo que no tanto...».
Tampoco Dani Alves tuvo una buena salida en ninguna de sus dos etapas en el Barcelona. En la primera se marchó en el punto álgido de su carrera, en 2016. Culpó de su salida a Bartomeu. «Los directivos del Barça fueron muy falsos y desagradecidos», soltó entonces. Regresó al club durante el pasado mercado de invierno y tras seis meses, el Barcelona optó por no ampliar su vinculación. «Este club ha pecado mucho en los últimos años. Al Barça no le importan las personas que hicieron historia para el club. Como culé, me gustaría que el Barça hiciera las cosas de otra manera. No hablo de mí porque mi situación era otro escenario. Estoy eternamente agradecido a Xavi y al presidente por la segunda oportunidad pero las formas...», soltó recientemente.
La carpeta la cierra Leo Messi, el futbolista más importante y determinante de la historia del Barcelona. Cuando tenía pactada con Laporta su continuidad el presidente se echó atrás y rompió el acuerdo para no poner en riesgo la economía y viabilidad del club. Messi había vestido la camiseta azulgrana durante 21 años, siendo el futbolista que más partidos ha jugado y más títulos ha ganado con el club catalán. Ese verano de 2021 fue una hecatombe en el universo culé cuando se tuvo que marchar a París. La relación entre Messi y Laporta quedó muy tocada, aunque el abogado quiere recuperarlo la próxima temporada. «No hablo con él, no tengo una comunicación fluida como antes de que marchase. Escucho comentarios de gente cercana… es que Barcelona tira mucho y cuando te vas echas de menos la ciudad, el Barça, vivía muy bien aquí. Me supo mal más por el tema personal y familiar que por el otro, que también», reconoció Laporta en marzo, aunque antes de que comenzara esta temporada añadió: «No voy a hablar más de Messi porque es jugador del PSG, sólo diré que tenemos una deuda moral con él y hablar puede ir contra nuestras aspiraciones. ¿La relación con su familia? Es buena».
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