Barcelona 1 - 1 Espanyol
El Espanyol sobrevive al robo de Mateu Lahoz
Liga Santander
El 2 a 0 parecía más probable que el empate, pero un Barça tan especialista en meterse en líos innecesarios volvía inútiles los pronósticos racionales
Los jugadores del Barcelona, con Mateu Lahoz
Es tal la ansiedad que sufre el presidente del Barcelona, Joan Laporta, y está tan fuera de control en su hambre desbocada, que antes de salir a presenciar los partidos se guarda unos cuantos Donetes del bolsillo de la americana. Entre un Barça de Europa ... League y un Espanyol de lo de siempre, los alicientes del partido se habían centrado en la alineación de última hora de Lewandowski y la designación de Mateu Lahoz como árbitro del partido. A mí me gustaba mucho Mateu, pero tengo la sensación de que no ha sabido gestionar su creciente notoriedad y me resulta de una inevitable vergüenza ajena la importancia que progresivamente ha ido dándose a sí mismo. El Camp Nou, casi lleno, guardó un minuto silencio por Pelé y no por Benedicto XVI. Yo ya saben que hace muchos años decidí no quejarme.
Barcelona 1 - Espanyol 1
- Barcelona Ter Stegen; Sergi Roberto (Koundé, 82), Christensen, Marcos Alonso, Jordi Alba; De Jong (Balde, 82), Gavi (Busquets, 52), Pedri; Raphinha (Dembélé, 62), Lewandowski y Ansu Fati (Ferran Torres, 62).
- Espanyol Álvaro Fernández; Gil (Rubén, 90), Sergi Gómez, Cabrera, Oliván (Aleix Vidal, 90); Vini de Souza, Calero (Edu Expósito, 57); Melamed (Puado, 57), Darder, Braithwaite (Simo, 86); y Joselu.
- Goles 1-0. Min. 7, Marcos Alonso; 2-0. Min. 73, Joselu (p).
- Árbitro Mateu Lahoz (Colegio valenciano). Mateu Lahoz (C. Valenciano). Amonestó a Ansu Fati (min.25), Gavi (min.30), Ferran Torres (min.75), Pedri (min.76), Raphinha (min.90+6), Arnau Tenas (min.90+6), Xavi (min.90+7) en el FC Barcelona y a Oliván (min.31), Cabrera (min.31), Calero (min.55), Edu Expósito (min.74), Puado (min.90+6) en el RCD Espanyol. Expulsó a Jordi Alba por doble amonestación (min.74 y min.78) en el FC Barcelona y a Vini de Souza por doble amonestación (min.74 y min.80) en el RCD Espanyol.
El primer detalle de calidad lo dio Gavi, controlando una asistencia de Alba y rematando desde el suelo. A la salida del córner de que propició el remate, Marcos Alonso marcó el primero de la tarde. El Espanyol no pudo defender peor la jugada: hasta tres cabezazos locales -Lewandowski, Christensen y el autor del gol- en el área pequeña. El Espanyol es el peor equipo de la Liga defendiendo jugadas a balón parado. Buen ritmo y ambición del Barcelona ante unos visitantes que parecían ya centrados en los preparativos de la noche de Fin de Año. El primer número de Mateu fue una larga, apartada e innecesaria conversación con Ansu Fati para que no se picara con un rival.
El Barcelona tampoco es que jugara un gran partido, pero con muy poco le bastaba para que le saliera lo que le intentaba. De todos modos, ante un contrario tan inane, un solo gol de ventaja sugería poca profundidad en las virtudes locales. El segundo número de Mateu fue correr a la banda para darle un beso -sí, un beso- a Xavi. Se desentendió del juego, no castigó con cartulina amarilla una falta de Oliván sobre Ansu, y acarició la cara de Xavi y le besó, haciendo un ridículo del que si algún día es llega a ser consciente será su mayor castigo.
El Espanyol creció un poco diez minutos antes del descanso, y ese poco fue suficiente para dejar al descubierto las costuras del Barça, la poca consistencia de su juego, que sólo luce cuando el contrario es muy menor o desaparece. «Estamos dentro, estamos dentro», gritaba el técnico a sus jugadores. Reiteradas pérdidas de balón de Ansu hacían pensar en su triste y tal vez inevitable irrelevancia como jugador: Óscar Gil le ganaba todas las manos. Con la ilusión que nos hacía que volviera la Liga, y este tedio para despedir el año.
El partido volvió del descanso pero no del tedio, ni de la vulgaridad local, que empezó a igualarse con la cierta mejoría visitante. Busquets entró por Gavi, lesionado. También entró Dembélé, para recordarnos la exacta idea del fútbol que tiene el técnico de Terrassa. El Espanyol tímidamente intentaba hacer algo y muy amablemente el Barcelona le ponía todas las facilidades para que lo consiguiera. Como si los azulgranas quisieran compensar al rival por la alineación de última hora de Lewandowski, regalaron a los contrarios unos minutos de algo parecido a la sensación de que podían empatar. Un Espanyol demasiado justo de recursos no se decidía a aprovechar los regalos, y era cada vez más soporífero asistir al improvisado concurso de incapacidades. El 2 a 0 parecía más probable que el empate, pero un Barça tan especialista en meterse en líos innecesarios volvía inútiles los pronósticos racionales.
El rebote se convirtió en la característica del partido. Ante cualquier esperanza de una jugada fructífera afloraba la incompetencia y el balón lloraba. Ante lo poco que el partido daba de sí, Mateu intentaba buscar su protagonismo hablando con el entrenador del Espanyol, y tocándolo de tal manera que daba la idea de que a la salida podía haber algo. Y en el minuto 70 ocurrió lo que no era en absoluto descartable, y que fue que en un jugada de lo más mediocre el Espanyol lograra que por error el Barça le hiciera un absurdo penalti. No sé si el Espanyol merecía el empate, pero quien seguro que lo merecía fue el Barça. Pocos partidos como este derbi han merecido que los dos equipos se repartan los mínimos puntos posibles.
Y lo único que quedaba para redondear el despropósito, que era un verdadero espectáculo de Mateu, también llegó. Expulsó a Jordi Alba por protestar y en una sola jugada -la siguiente- dejó al Español con nueve tras expulsar de roja directa a Cabrera por una acción involuntaria y mostrarle la segunda a Vini por una falta que lo era, pero que tampoco merecía la cartulina. El VAR corrigió a Mateu en lo que podía -la roja directa- y Cabrera volvió al terreno de juego.
Lo que Mateu le robó al Español se lo devolvió su portero Álvaro Fernández con dos paradones antológicos. El fútbol del Español es incluso más pobre que el del Barça. Pero sobrevivir a semejante atraco merece algo más que un empate.
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