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El Atlético rememora el doblete
Forlán y Tiago consolidan el liderato al contragolpe, pero la lesión de Agüero enciende las alarmas
Este Atlético es diferente. Ya confía en sí mismo. Le hacía falta recuperar copas para sentirse tan importante como lo fue hasta la década de los noventa. Necesitaba volver al éxito a escala internacional para creer en su calidad. Sus dos éxitos europeos se notan ... en la Liga. Venció en San Mamés con el espíritu del doblete 95-96. Con el mismo estilo con el que Kiko y Penev sentenciaron un 0-2 en aquella Liga triunfal, dirigidos por Pantic. Esta noche, catorce años después, dio otra lección de contragolpe. Letal. Un tanto de Forlán, que empató con Fernando Torres a 89 dianas ligueras en la clasificación de goleadores del club, consolidó a los hombres de Quique en el liderato. Tiago puso el broche de una victoria que vale más que tres puntos. Esta plantilla tiene fe en lo que hace. Hace dos años no era así. [Narración y estadísticas]
Era un Athletic-Atlético que recordó los viejos tiempos, cuando ambas entidades eran claros aspirantes a los títulos. Ahora, los dos conjuntos vuelven a mirar la clasificación hacia arriba y San Mamés se llenó como en los años sesenta, cuando Gárate, Luis y Ufarte se enfrentaban a Arieta, Uriarte y Rojo. Con olor en la grada a habano caro, como antaño, cuarenta mil espectadores presenciaron un remozado enfrentamiento que reeditó los estigmas del pasado: el fútbol aéreo frente al fino contragolpe.
Joaquín Caparrós y Quique Sánchez Flores sabían que marcar primero era clave para adjudicarse el encuentro. La partida de ajedrez estaba clara. Era un combate entre el fútbol directo de los locales y el juego de tiralíneas de los visitantes. Una lucha entre el poderío físico y la clase en el golpe letal.
El once vasco presionó para no dejar pensar a un enemigo técnicamente superior. Llorente mandó fuera un disparo que buscaba romper la estrategia madrileña. Y el Atlético no esperó más. Los títulos de la Liga Europa y de la Supercopa europea le han dado un poso que antes no tenía. Ahora sabe cuándo y cómo debe aprovechar sus cualidades para noquear al adversario. Agüero creó la jugada de gol en su primer control de balón cerca del área. Miró. Esperó la llegada de su compañeros. Centró. Y Simao tocó el balón hacia atrás para que Forlán colocara el 0-1. Una diana de pizarra.
Un contraataque letal
Desde ese momento, el Athletic atacó con más fuerza que cabeza y el Atlético se dedicó a esperarle. Los hombres de Quique comprobaron que cada vez que atacaban provocaban un desastre en el área vasca. Forlán dio un pase de gol que Agüero no pudo rematar. El Kun era un peligro constante. Y Gurpegui lo dejó K.O. en una entrada que fue penalti y Undiano convirtió en falta.
El delantero argentino quiso continuar. No pudo. Sus manos en la cara dieron miedo. Sufre un esguince de ligamento lateral en la rodilla izquierda. No se sabe cuando volverá a jugar. En plena alarma, Tiago remató el partido con el cabezazo del segundo gol. Llorente redujo distancias. Pero el líder se lo ha creído. Ahora sabe ganar los partidos.
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