Un busto del general Suleimani pone a prueba la diplomacia del fútbol entre Irán y Arabia Saudí

La espantada saudí causó malestar en Irán ya que los responsables de la competición visitaron el campo el domingo y dieron su visto bueno a las instalaciones. Mohammad Reza Saket, responsable del Sepahan, declaró a los medios oficiales que «la solicitud fue inesperada, inaceptable y sorprendente» ya que el busto del comandante lleva dos años en el campo. Saket recordó que Al-Ittihad entrenó la noche anterior al partido en este escenario y no hubo protesta alguna.

Desde la prensa saudí ofrecieron otra lectura de lo sucedido. El diario Arab News recogió que el personal de 'Los Tigres', así se conoce al equipo de Yeda, y varios jugadores observaron el busto y algunas pancartas en una inspección inicial del campo e informaron al árbitro y a los observadores de la AFC. Este diario recordó que «las reglas de la competición prohíben explícitamente el uso de un partido de fútbol para promover un mensaje político». Los funcionarios de la AFC pidieron al personal de Sepahan la retirada, según los saudíes, pero estos se negaron y el equipo en lugar de saltar al verde puso rumbo al aeropuerto.

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La AFC es el equivalente a la Champions League europea en Asia y los responsables del torneo se limitaron a emitir un escueto comunicado en el que explicaron que «el partido se ha cancelado por circunstancias imprevistas». La federación de Arabia Saudí mostró su apoyo al Al-Ittihad y adelantó que tomará «todas las medidas necesarias para proteger sus derechos».

Este desencuentro se produce apenas dos meses después de que Irán y Arabia Saudí retomaran sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016. China fue el mediador de este reencuentro entre vecinos y el fútbol ha servido desde entonces como puente para unir a los dos países. Los equipos saudíes han regresado a los campos de la república islámica y tienen el aliciente de las grandes figuras mundiales que han fichado para intentar hacer de su liga una de las más importantes del mundo.

Hace dos semanas el Al Nassr de Cristiano Ronaldo viajó a Teherán para enfrentarse en esta misma competición al Persépolis, uno de los equipos grandes del país. El recibimiento a CR7 fue multitudinario y en las calles por se veían más camisetas amarillas del equipo de Riad que las rojas de la escuadra local.

Las diferencias políticas entre los dos gobiernos siguen siendo importantes y el respeto a la figura de Suleimani, cerebro en la sombra de la guerra irregular que libran grupos pro iraníes en Oriente Medio, no se comparte en suelo saudí. La prensa del reino recordó que, en junio, el jefe de la diplomacia, príncipe Faisal bin Farhan, también abandonó la sala del ministerio de Exteriores en Teherán en la que estaba prevista una conferencia de prensa por la presencia de una foto del comandante.