Segundo error de CR
Segundo error de Cristiano Ronaldo. Segunda roja en lo que va de temporada. Ya fue expulsado en el partido contra el Almería por una doble cartulina amarilla. Nuevo borrón del portugués. Dejó el brazo en un forcejeo con el rival y el colegiado le castigó ... con la cartulina más dañina. En una jugada de ímpetu se le fue el brazo y acabó en la ducha mucho antes de tiempo.
Un hecho que solapa su gran actuación ante el Málaga. Pero en esta ocasión Pérez Lasa tenía razón. Le rompió la nariz a Mtiliga. Por mucho que se lamentase arrodillado sobre el campo, su demonio le traicionó. Se calentó en exceso en una jugada sin importancia, pero superó los límites del Reglamento. Ya le tocó pedir perdón después del encuentro contra el Almería. Y debe intentar corregir en la medida de lo posible esa potencia ganadora que le arrastra hasta esos terrenos tan pantanosos.
El público tuvo una percepción distinta. Pero estuvo bien expulsado. Lo peor para Pellegrini es que no podrá jugar el próximo sábado en Riazor frente al Deportivo, un campo poco propicio para los blancos.
Ansiedad en la grada
La afición del Santiago Bernabéu es ciclotímica. Pasa de la irritación al sosiego con un simple detalle. Lo disfrazan aduciendo que entienden de fútbol y no admiten la galbana. Amparados en ese derecho, los seguidores regalaron una bonita opereta de viento en la primera media hora de encuentro. Un claro ejemplo del estado de ansiedad en el que estaba sumido tanto el equipo como los jugadores después del retroceso en la cuesta de enero. La brecha del Barcelona se estiró el sábado hasta los ocho puntos y no había margen de error.
Un mal que sacudió a todos después de la derrota en San Mamés y que se cebó en Cristiano Ronaldo. El «9» acumulaba tres partidos sin marcar (Osasuna, Mallorca y Athletic). Un mundo para un goleador como él. Una afrenta para una estrella. Un blanco fácil para sus detractores. Pellegrini comentó en la víspera que no existía tal cuadro para echar balones fuera. Y que Cristiano estaba perfectamente.
La media hora demostró todo lo contrario. El público, cabreado y el Madrid, acelerado. Hasta que apareció Cristiano en una jugada de tiralíneas. Adiós al miedo. Fin a la ansiedad. «Adeus» ansiedad. El doblete convirtió el témpano en calor. Quince goles lleva el portugués (9 en la Liga y 6 en la Liga de Campeones). Un registro para rubricar la vuelta impecable que ha hecho el Real Madrid en su estadio. Pleno. Diez de diez. Treinta sobre treinta. Cuarenta y cuatro goles a favor por catorce en contra. Un ejercicio que le permite seguir la estela del Barcelona con cinco puntos de desventaja.
Lo peor fue el borrón. Y que los colegiados le han tomado la matrícula al portugués. Fue el bueno y el malo en la misma película.
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