Iñaki Williams, la perla negra del Athletic

Su historia parece extraída del guión de una película desde que debutó con el primer equipo el 6 de diciembre de 2014. Se le veía entonces como un chico espigado, de gran zancada. Con el exotismo añadido de su raza, por más que Jonás Ramalho se le hubiera adelantado como primer jugador negro en la historia de los «leones».

Hijo de ghanés y liberiana , del Athletic «a muerte» desde muy pequeño, nació en Bilbao, aunque se crió en Pamplona. Allí jugaba cuando en 2012 lo captó el club rojiblanco. Pronto se destapó como la nueva perla de Lezama: firmó 21 goles en 32 encuentros con el filial. Con los mayores tardó en aflorar esa cualidad anotadora, pero ya se apreciaba que aportaba algo diferente al equipo: potencia y arrancada, la de un esprínter capaz de galopar la banda como nadie.

Llamado a reescribir la historia, en febrero de este año, en Turín, se convirtió en el primer jugador negro que marcaba con la camiseta del Athletic. En Liga se estrenó en mayo, en Elche. Repitió en la final de Copa. Familiar y muy amigo de sus amigos, como Íker Muniain, también hace gala de su conciencia social. Ha participado, por ejemplo, en charlas sobre el racismo .

En un club, como el Athletic, celoso de su filosofía, de alinear solo a los de casa, este hijo de emigrantes africanos se ha ganado a pulso, con solo 21 años, mucho más que un hueco. Esta temporada está demostrando que no solo es diferente , sino también decisivo. Su racha de cara a puerta le ha convertido en uno de los jugadores de moda. Gol en Riazor, doblete en el Villamarín -uno de tacón- y otros dos tantos, al fin en San Mamés, al Partizán.

Y la guinda, el domingo, un golazo soberbio que abrió la cuenta ante el Español, completada por Raúl García tras el empate de Hernán Pérez para el 2-1 final. Crece el Ahtletic al ritmo que lo hace Iñaki Williams. Rápido, explosivo y con enorme talento. Genes privilegiados para un futbolista diferente en un club diferente.