Messi: «Yo me dedicaba a jugar al fútbol»

Con gran expectación mediática -más de 250 periodistas acreditados- la Audiencia de Barcelona ha acogido esta mañana la tercera jornada del juicio contra Leo Messi y su padre y representante, Jorge Horacio, para los que la Abogacía del Estado, que representa a Hacienda, solicita una pena de 22 meses de cárcel . La Fiscalía, que sólo acusa al padre del internacional argentino -avala la tesis del jugador de que el jugador «no sabía lo que firmaba»-, pide una pena de 18 meses de cárcel para el padre del crack azulgrana. Ambos está acusados de defraudar 4,1 millones de euros al no declarar los ingresos por derechos de imagen en las declaraciones del IRPF de 2007, 2008 y 2009, desviándolos del fisco al simular su cesión a un entramado societario radicado en paraísos fiscales como Belice y Uruguay y países con jurisdicción de conveniencia, como Reino Unido y Suiza.

Messi llegó a los juzgados vitoreado por algunos seguidores -aunque alguno le llamó ladrón- y a la hora de declarar hizo gala de su parquedad verbal. El astro azulgrana afirmó que «nunca» preguntaba a sus padres sobre los temas fiscales y económicos, «nunca me interesé». Cuando le tocaba firmar, ya fueran contratos de patrocinio con firmas como Adidas o la creación de una sociedad -en la que él era administrador- con la que cedía la explotación de sus derechos de imagen, simplemente los firmaba y punto. «Los firmaba porque confío en mi papá y en mi mente no me pasó por la cabeza de que me iba a engañar, él lo hacía porque así se lo decían los abogados», remató el delantero.

Antes que Messi declaró su padre, Jorge Horacio, que ejerce de representante del jugador, que negoció algunos de los contratos de patrocinio y al que la Fiscalía y la Abogacía del Estado acusan de ser el artífice del entramado societario que se montó para evadir el pago del IRPF por los ingresos en derechos de imagen.

Si Messi le pasó la pelota a su padre en este caso, éste la chutó hacia un antiguo soco con el que llegó a pleitear y a los abogado del despacho Juárez Veciana, contratados como asesores fiscales.

Jorge Horacio relató que la primera trama societaria -con sociedades en el paraíso fiscal de Belice y en jurisdicciones de conveniencia, como Reino Unido y Suiza- la montó en 2005 el contable argentino Rodolfo Schinocca, que también era su socio. Una de las sociedades, Sports Consultants, en Belice, pagó 50.000 dólares por los derechos de imagen del jugador, un precio irrisorio que sustenta la acusación de Fiscalía y el Abogado del Estado de que fue una cesión simulada para evadir impuestos.

A raíz de que Schinocca se quedó con una parte del contrato de Adidas, según el padre de Messi, éste denunció a Schinocca en los tribunales y se encomendó luego al despacho Juárez Veciana -con sede en Barcelona y Madrid- para los asuntos fiscales del jugador. «Conocía a los Juárez a través de Minguella (el agente que trajo a Messi al FC Barcelona), les dije que ese señor se había quedado con parte del contrato de Adidas, nos está robando». Ángel Juárez, uno de los socios del bufete, «me dijo yo me ocupo».

A partir de entonces, según Jorge Messi, «sólo me encarga de preguntar cómo iban las cosas». «Yo de esto sé chino básico», afirmó. El bufete replicó la estructura solitaria con otros nombres y en lugar de operar en Belice lo hicieron en Uruguay, además de Reino Unido y Suiza. «La estructura la arma Juárez» , dijo Jorge Messi, que también exculpó a su hijo. «Nunca supo nada».

Jorge Messi cobraba una comisión por algunos contratos de patrocinio y los negociaba. Aún así, detalló que cuando se llegaba a un acuerdo con una firma «la parte legal de la empresa se ponía en contacto con nuestros abogados». Los Messi ingresaban un ingente dinero pero el padre del jugador dice que sólo prestaba atención a una tabla que le pasaban los abogados donde constaba «mi comisión, el 2 por ciento del bufete, los impuestos, lo que ingresaba… Sobre el pago de impuestos por estos ingresos, Jorge Messi cribó otra vez: «Yo sabía lo que ingresaba y que a final del año algún impuesto se pagaba. No sabía ni cuanto, ni dónde», dijo. «Jamás vi una declaración de renta», apostilló.