Higuaín y Casillas resucitan al equipo del adiós al título

A Raúl hay que respetarle su historia , su trayectoria y su entrega, pero Higuaín ha demostrado esta temporada que no ha merecido ser suplentes en unas ocasiones y el desplazado a la banda en el otro. El argentino es mucho más aprovechable cuando juega centrado, bien de «nueve» o como segundo punta. Anoche lo volvió a demostrar. Su rendimiento fue bajo cuando pastó por los terrenos del lateral Rafa y elevó su cotización cuando se tiró al centro del campo en la recta final de la primera parte.

El «Pipa» ha ganado muchos puntos para su equipo esta temporada. Sobre todo en el Santiago Bernabéu. Ayer evitó una pitada mayúscula con una jugada de pillo. Le robó la cartera al «Cata» Díaz en el área pequeña e igualó la ventaja inicial con el acierto de Soldado. Primer tiro a puerta y empate a uno.

Ahí no acabó su noche mágica. Antes de eso pasaron muchas cosas. El Madrid estuvo muerto. Sin pulso. Matemáticamente a merced del Getafe y del Barcelona. Antes de su segundo gol. Del cuatro a tres pasaron muchas cosas. Un sainete. Un partido clásico en lo que el equipo blanco saca petróleo. Albín puso la puntilla en una contra de libro. Uno a dos. Juande asumió demasiados riesgos en su objetivo de llevarse los tres puntos y se encontró una estocada. Muerte segura.

Pero el Madrid se levantó. Con diez. Pese la expulsión de Pepe en un acción impresentable cuando Guti había empatado a dos. Pateó por dos veces a Casquero y luego le pegó un puñetazo a Albín. Casillas paró el penalti a lo Panenka de Casquero. Vida para el Madrid porque Higuaín tenía otra carta. Y era un as.