El plan se esfumó en un minuto

En el habitual folclore de las previas, de las adivinanzas en las alineaciones sin otra base que las sospechas, se especuló con la formación atlética en base rocosa. Tres centrocampistas de presunto corte defensivo, Assunçao, Gabi y Mario Suárez, para amarrar la posición de su equipo y evitar un temprano descalabro. Gregorio Manzano, el entrenador siempre en la picota , había vislumbrado durante la semana un partido «trabado y feo». Las suposiciones del periodismo no se cumplieron porque el técnico suprimió al inconsistente Mario Suárez y aportó alguna luz atacante con el argentino Salvio.

Pero Manzano tenía otro plan que nadie había descubierto. Ese pseudo-marcaje individual de Diego a Xabi Alonso. Propuesta a la antigua, recurso a la desesperada y pelín rancio, pero finalmente muy efectivo. A los diez minutos de partido, Diego no había husmeado el balón, pero tampoco el eje del Real Madrid . Empate de cerebros con mayor deuda hacia el bando atlético, que tenía a su mejor jugador pendiente de un rival.

Mientras Diego taponó el espacio vital de Xabi Alonso, el Atlético mantuvo una actitud firme sobre el partido. Arda Turán y Lass realizaron un despliegue físico y técnico por la banda. Gabi y Assunçao soportaron el edificio con voluntad defensiva. Incluso Salvio espantó por unos instantes esa nebulosa de duda que pesa sobre su rendimiento.

El plan de Gregorio Manzano recibió un respaldo fabuloso con el gol de Adrián. Una gran jugada en la que a duras penas pudo intervenir Diego Ribas. Con un ojo vigilaba a Xabi Alonso y con el otro la puso de cine en la pared con el asturiano. La película era demasiado bonita para ser cierta, vista desde el ángulo óptico del Atlético. 0-1 en el Bernabéu, potable desempeño y una perspectiva de futuro en 75 minutos.

El encuentro no enseñaba trazas violentas, ni siquiera rudas. Aspereza atlética y teatralidad madridista sí hubo, pero el partido giraba igualado. Hasta que llegó el minuto 23, la ruina colchonera . La salida impetuosa de Courtois, la medida perdida por el camino, el claro penalti a Benzema, la tarjeta roja al portero belga, el gol con paradiña de Cristiano Ronaldo. Y el punto final. El plan se esfumó en un minuto.