supercopa de españa
La furia de un Real Madrid campeón
El equipo blanco encauzó la eliminatoria en un arranque brutal. Con el desgaste local, el Barça dominó el choque, pero el Real aguantó firme
josé manuel cuéllar
No acababa de echarse Mateu el silbato a la boca y en el Real Madrid se oía el rascar de las botas en el suelo, prestos a arrancar, como Islero ante Manolete antes de meterle la cornada de tres trayectorias. En el silbato ... del árbitro valenciano un huracán de ira, furor y fuego se llevó al Barcelona por delante. Materialmente. Todos los palos, las broncas del vestuario, el pónganse firmes de Mourinho , todo hizo que el Madrid bramase de cólera mal contenida. La escasa actitud que mostraron en la segunda parte de Getafe se tornó avalancha, presión incesante, morder las canillas de los defensores azulgrana, que carecían de piernas y brazos suficientes para achicar agua. No había cansancio, no existía. Todo era un remolino que se llevaba el jogo bonito del Barcelona. [Narración: Así hemos contado el Real Madrid-Barcelona]
Cristiano , enchufadísimo, alborotó el cotarro con la ayuda incesante de Marcelo, otro que había vuelto. En 20 minutos el Madrid había dispuesto de media docena de ocasiones, Valdés había parado tres goles ya cantados en la grada blanca, había recibido dos y todo el Barcelona desaparecía, engullido por la marea incesante del Madrid, que entraba por todos lados, revolucionados sus hombres, a dos marchas más que los de Tito, oscurecidos por la intensidad madridista, llevando el balón en su presión a las mismas barbas de Valdés.
El Barça no podía. Xavi agarraba el balón pero enseguida le rodeaban dos o tres camisolas blancas, insaciables, rugiendo gloria por todos lados. No se la quitaban pero evitaban que profundizara, que encontrara a Messi, otro desaparecido. Cuando el Madrid no progresaba, Pepe pegaba pelotazos, unos acertados, otros no. En el cuarto globo aéreo Mascherano hizo la de Valdés en Barcelona e Higuaín, que había perdonado una no repitió.
Luego, un paso atrás y la contra blanca. Otro pase largo lo aprovechó Cristiano para marcar el segundo y dejar al Barcelona con la mirada perdida y los brazos abajo. Cuando CR obligó a Adriano a irse a la caseta expulsado, la goleada parecía segura y el destrozo azulgrana imparable. El Madrid lanzado, el Barcelona ido.
Inesperado frenazo
Pero, como tantas otras veces, quizás confiado por el resultado o por la superioridad, el Madrid se paró. Tito metió a Busquets entre los dos centrales y juntó a Iniesta con Xavi. Respiró el Barça ante la pausa blanca y el juntar de líneas. Parecía que el Madrid saldría indemne, pero Xabi Alonso concedió un golpe franco a Messi y este la clavó en la escuadra. El Barça salía del ataúd, por poco, pero aún seguía vivo.
Era de cajón que el equipo de Mou acusase el tremendo desgaste físico de la primera mitad, mucho más a estas alturas de temporada. El Barcelona, con menos presión sobre sus espaldas, agarró el balón y empezó a moverlo, a la espera de que una diagonal de Messi solucionase el embrollo. Entonces apareció Casillas en dos paradones a Pedro, salvando por enésima vez el partido.
El Madrid sufrió una enormidad en el final porque no le quedaba ni un cuarto de pulmón. Mou hizo los cambios para refrescar el equipo pero el Barça, gran mérito, siguió intentándolo hasta el final. No obstante, el Real aguantó y se proclamó campeón.
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