España deshace a una débil Macedonia

[Narración y estadísticas del España-Macedonia ]

El libreto de la función dejaba a las claras cuál iba a ser el planteamiento de la historia en el Ciudad de Valencia, donde España arrancaba su camino hacia la próxima Eurocopa, defendiendo el título que ganó porque deslumbró siempre antes de la debacle brasileña. Para empezar algo facilón. Macedonia. La propuesta del combinado de Gjurovski no dejaba lugar a dudas: a defenderse. Lo hizo por acumulación. Cinco defensas y una línea muy junta de cuatro por delante. Y con eso, lo obvio, el balón para España. Quisieron manejar bien el tempo Silva y Cesc.

La cosa empezó con algún balón a la espalda de los centrales macedonios para Alcácer y Pedro. Sin éxito. Mucho cuerpo para encontrar el espacio. Lo que son las cosas. En un estirada sin demasiada fe de Macedonia llegó la primera ocasión de peligro. Fue visitante. Ramos cometió falta fuera del área. Le pego Ibraimi, que sacaba o tiraba a balón parado, y Casillas voló para sacarla con la punta de los guantes.

De fondo, poca sustancia. El nervio competitivo se echó de menos. Lo que se veía, a excepción de algún intento de Cesc, empujaba la balanza hacia lo aburrido. Hubo, al menos, dos minutos de subidón en el estadio levantinista. Silva fue objeto de penalti al cuarto de hora. Ramos, que le tuvo que «convencer» a Cesc para que le cediese el lanzamiento, resolvió a lo Panenka el central del Real Madrid . El 2-0 no tardó en llegar. La firma la puso el futbolista del que se viene hablando en los últimos días.

Sobre todo, desde que la lesión de Diego Costa lo proyectó hacia el once titular para el duelo ante Macedonia. Cesc buscó un pase picado hacia el lado derecho del área. Por allí apareció Juanfran que prolongó de primeras hacia el centro a media salida del meta visitante. La cazó Paco. Alcácer ahí no yerra . Dentro. Y la mirada, como siempre, se le fue al cielo para dedicarle el tanto, el primero con la absoluta, a su padre.

Fue de menos a más la presencia del valencianista. Tuvo alguna más para rematar con certeza, pero se movió bien y dio opciones a las llegadas de España, que se topaban, sin embargo, contra la poblada retaguardia de Macedonia. Se encontraron estos con la oportunidad de recortar la diferencia. Jugada aislada camino de la media hora. Un balón escorado en el interior del área española y próximo a la línea de fondo acabó con Juanfran derribando a Trajkovski. Penalti, que anotó Ibraimi por el lado izquierdo de Casillas. El asunto regresó hacia el decaimiento. La pelota para España, pero sin profundidad. En una serie de saques de esquina con el tiempo cumplido, Busquets le pegó desde fuera del área para el 3-1 y celebrar su primer tanto con la absoluta.

Pareció que regresaba dormida España tras el descanso. De hecho, Casillas apareció para evitar el que pudo ser el 3-2 para los macedonios. Con el pie izquierdo sacó un remate de Jahovic. Pero la réplica poco se hizo esperar. Elaboró el combinado de Del Bosque. Jugada con mucha intervención. Movieron el balón hasta llevarlo dentro del área de Pacovski. Ahí Silva resolvió el 4-1 de tiro raso y cruzado. El guión se mantuvo de nuevo en la previsión de una España manejando el esférico y una Macedonia buscando apurar con un juego directo.

No gustó a la grada cuando en el minuto 57, Del Bosque decidió sentar a Paco Alcácer para dar entrada a Isco. Segundos después crujió el larguero de Pacovski. Otra ocasión hilvanada por España que finiquitó Cesc con chutazo a la madera. Con todo, al partido le seguía faltando sustancia. Le quiso poner su punto de valentía Abdurahimi al cuarto de hora del segundo acto. Carrera a la aventura y contra todos. Reconocimiento a lo bizarro de su acción, aunque el futbolista llegó dentro del área seco de energías.

La calidad de los Del Bosque fue lo que marcó siempre la diferencia. Lo esperado. Lo obvio. Manejó. Movió a su rival de lado a lado en lo ancho del verde del Ciudad de Valencia. En el sector del campo de la débil Macedonia pasó la mayor parte del tiempo durante el segundo acto el balón. La cosa estuvo en que ante un rival flojo, España debía haber sido más ambiciosa. Sobró en ocasiones edulcorar las acciones por un poco más de mordiente, de pegada.

El seleccionador le dio trece minutos a Munir El Haddadi . El futbolista del Barcelona, llamado para cubrir la ausencia de Diego Costa, salió de la sub’21 para conseguir finalmente debutar con la absoluta y cerrar la puerta a Marruecos. Por Macedonia, lo mejorcito lo puso siempre Ibraimi. Buscó en la recta final del partido sorprender a Casillas. Derechazo duro de lejos, pero el meta madridista volvió a estirarse para repeler el balón. Con el tiempo ya cumplido, España redondeó la historia con una contra rápida que Pedro acabó picando el balón a la salida del portero para cerrar la historia con un 5-1.