El Barça dice adiós a la Liga en el descuento

Salió Gerardo Martino con lo mismo que sirvió para la trabajadísima victoria del fin de semana pasado en Villarreal, lo cual confirmó el tránsito de Cesc Fábregas; de un encaje indispensable –casi obsesivo– en el once de los partidos más grandes, el ex del Arsenal ha pasado a una suplencia útil que se ha repetido en los últimos tres encuentros de Liga. Ante los azulones, el Camp Nou volvió a pitarle –menos que contra el Athletic– cuando entró al césped, que lució en una tarde primaveral con el relieve del crespón negro que hace pocos días se dispuso para llorar la muerte de Tito Vilanova.

Parecía que Cesc, uno de los fetiches del extécnico, iba a volver a funcionar como solución parcial a una situación de aprieto, con la Liga a un paso de ser matemáticamente imposible. Entró en el minuto 21 de la segunda parte y en su primera intervención propició el 2-1, obra de Alexis Sánchez tras un remate fallido de Pedro. El delantero chileno, sin duda el azulgrana que peor gestiona la presencia de Messi a pocos metros, se encontró suficientemente liberado de la presión que básicamente se autogenera y batió a Julio César para alegría de una grada que en ese momento aún se vio con opciones de ver al Barça peleando por algo en este mes de mayo y posponiendo un poco más, aunque fuera unas horas, todo lo asociado al cambio de rumbo y de rostros que viene demandando el equipo últimamente.

Sin embargo, Ángel Lafita, único peligro con fundamento de este Getafe errático que persigue la salvación desde hace semanas, se encargó de ponerle punto y final a las aspiraciones deportivas de los de Martino. El espigado mediapunta, en el tiempo añadido, cabeceó a la red de Pinto –previamente el portero había atajado un remate a bocajarro de Mosquera– un buen centro de Gavilán desde la izquierda. Alarido de decepción en la grada . Para reflexionar la holgazana defensa de la jugada que perpetró Adriano. Lejos, muy lejos, está el lateral brasileño, con contrato hasta 2017, de la buena forma que exhibió la temporada pasada.

«Hemos cometido errores impropios de profesionales que se están jugando una Liga», comentó Busquets nada más terminar. Duras palabras que no necesitan ser concretas; lo de Adriano fue sólo un ejemplo más de los síntomas que han llevado al Barça al triste final que olisquea desde hace tiempo. Otra muestra benefició al mismo protagonista en la primera mitad, cuando Lafita anotó el 1-1 tras un pase de cuchara de Sarabia y un fácil forcejeo con Pedro y Mascherano. De poco sirvió, entonces, el arreón inicial que terminó en gol de Messi después de un buen pase, raso y convencido, de Dani Alves.