Sergio Pérez, el primero de los perdedores de esta Fórmula 1

El baño de masas que se dio Pérez tuvo un runrún un tanto extraño entre los fans más acérrimos. Cuando tuvo un incidente con el RB7 en la calle Alcalá que le obligó a abortar su segunda exhibición del sábado (no dio el giro completo y tuvieron que retirar el monoplaza), muchos se acordaron de la situación que atraviesa. Ni la presencia de cientos de latinos que coreaban su nombre bandera de México en mano, ni la de su padre Antonio ejerciendo de abuelo de Sergio Jr., que iba enfundado en la camiseta del Real Madrid (equipo a cuya cantera ya han llamado por si hubiera hueco), le quitaron a Checo la sensación de que se le está poniendo todo en contra.

Él mismo no oculta su pesar: a pregunta de ABC sobre cuál es su objetivo para lo que resta de temporada admite lo que es evidente para todos pero que no acostumbra a oírse tan claramente de un piloto que tiene el coche que ha ganado todas las carreras que se han disputado este año, aunque de diez conquistadas solo dos han sido suyas y el resto del caníbal Verstappen.

«¿Mi objetivo? El subcampeonato del mundo». Es complejo para cualquier piloto admitir que a falta de tantas carreras por delante (12) y teniendo el coche dominador vaya a ser irremediablemente el primero de los perdedores. Porque ningún deportista que se precie de ser competitivo admite que sale a perder, y mucho menos en Fórmula 1 donde tener un coche ganador, como es el caso, permite soñar con grandes objetivos.

Aunque esta presunta falta de hambre que le achacan muchos de sus detractores (tan o más fieros que sus admiradores furibundos y que ven conspiraciones terraplanistas en todas partes) le está costando críticas por todas partes, obviar lo evidente sería absurdo: Pérez admite que no está a la altura de lo que se espera de él.

Acumular cinco clasificaciones de Gran Premio sin pasar a la Q3 es algo inaceptable para uno de los dos pilotos de Red Bull. Por eso la sombra de Daniel Ricciardo, que siempre acechó sobre Checo, se cierne sobre su futuro más que nunca ahora que el australiano ejercerá de sustituto ilustre del más que olvidable Nyck De Vries en el equipo B de Red Bull, AlphaTauri. Pérez entona la autocrítica cuando ABC le pone ante el espejo de la nefasta racha que lleva.

«Las cosas se han complicado por diferentes factores que, cuando los analizas, estamos en una ventana muy pequeña. Es duro lo que ha pasado en las últimas clasificaciones, pero siempre he dicho que en Fórmula 1 solo importa dónde terminas en Abu Dabi (la última carrera de la temporada). Todo lo demás no importa. Mi enfoque es mantener una buena temporada, no estoy segundo del Mundial de milagro, he ganado carreras y he estado ahí. He tenido algunas malas carreras, pero tenemos todo y queda mucha temporada por delante», dice, instantes después de ponerse como techo ese subcampeonato.

El tiempo que le quede a 'Checo' Pérez en Fórmula 1 quizá no sea mucho. Y no depende siquiera de él mismo: como Helmut Marko le haya echado el ojo, quizá le queden pocas carreras. Hasta el punto de que ya empieza a vislumbrar proyectos cuando cuelgue el mono, como su propia marca de tequila. No deja de ser irónico: ahora mismo, tienen más futuro en la Fórmula 1 los otros dos pilotos hispanos, Fernando Alonso y Carlos Sainz, que él mismo, pese a que ni el de Aston Martin ni el de Ferrari van a poder ganar si no es sin Verstappen.

«Carlos es un pilotazo. Fernando también. Son grandes pilotos, no veo la razón de compararlos. España debería aprovechar el gran momento que tienen y disfrutarlos más. Están pasando por un momento único que quizá no se repita en la historia del automovilismo. ¿El primer piloto hispano? Espero que el mexicano», admite un Pérez al que solo le queda mejorar y mirar carrera a carrera para ver si su compañero y líder incuestionado del equipo llega a fallar.

«Ahora solo pienso en Hungría y espero que allí podamos regresar al podio y cerrar dos buenas carreras antes del verano para tener unas buenas vacaciones», señalaba Pérez antes de subirse al coche que hizo temblar el suelo de la Castellana y del paseo del Prado con la sinfonía, ya olvidada, de los motores Renault V8 de aquellos años 2011 y 2012. Como entonces pasó con Vettel y Webber, ahora le toca a Pérez asumir su rol de segundón y secundario frente a un Verstappen que se encamina hacia el tercer Mundial consecutivo.

Pese a este contexto, a Pérez no le falta sentido del humor. En medio de las preguntas, cayó una sobre el eventual GP de Madrid, del que dice que es sería una gran alegría sobre todo para 'Javier' Martos, su preparador Xavi, catalanista acérrimo y con cierta alergia a todo lo madrileño.

«Me encantaría (un GP de Madrid). Pero la persona más feliz sería él», bromea. El sentido del humor y la sonrisa no la pierde, aunque el carisma no sea suficiente para mantener el tipo.