fórmula 1
Países Bajos coloniza Austria por Max Verstappen
gran premio de austria
La marea naranja inicia su andadura por Europa en apoyo del campeón del mundo
Gunther Steiner y el futuro de Alonso
Aficionados neerlandeses, en el Red Bull Ring
Un par de robots que conectan personas del exterior con el paddock de la Fórmula 1 y una banda de músicos tiroleses amenizan la tarde en el Red Bull Ring de Austria, el coqueto circuito sede de la novena prueba del calendario de Fórmula ... 1. Es el Tirol, pero bien podrían ser los canales de Amsterdam.
Es una marea de camisetas con la leyenda 'armada naranja', aficionados neerlandeses que salen de debajo de las piedras y colonizan esta parte del mundo. Es el fenómeno que mueve Max Verstappen, el campeón del mundo y líder del Mundial.
«No somos un pueblo muy expresivo, pero para nosotros es un orgullo que un gran evento como la Fórmula 1 se celebre en nuestro país. Esperemos que Verstappen haga su trabajo», dice Odin, empleado en una empresa de alquiler de coches en el aeropuerto de Viena.
Red Bull ha unido a dos pueblos, Austria y Países Bajos, por la irrupción de un campeón como Verstappen. En realidad, es una colonización porque los aficionados de la antigua Holanda colapsan los circuitos de Europa desde hace un par de temporadas, desde que Verstappen adelantó a Hamilton en Abu Dabi y se convirtió en campeón.
El epicentro de este fin de semana es Spielberg, un pequeño pueblo camino de Innsbruck o Salzburgo que alberga una de las pistas más modernas de la temporada, el Red Bull Ring.
Las inmediaciones del circuito son propiedad de la marabunta naranja, cientos de caravanas aderezadas con los colores del país, paisanos de los molinos que lucen con orgullo la camiseta que los identifica. Bullangueros, pero no macarras, y con un poder adquisitivo notable que les permite viajar acompañando a la Fórmula 1 por las paradas del verano. Hungría, Bélgica, Países Bajos, tal vez Inglaterra.
Orgullo de país
«Max ha colocado el nombre de nuestro país en lo alto. Como aficionados al deporte nos gusta desplazarnos, al fútbol, al Tour, somos muy activos y nos encanta viajar, pero Max Verstappen es otra cosa. Orgullo de país», dice Louis, un neerlandés que come un inmenso plato de chuletas en uno de las caravanas.
Los antiguos holandeses cuentan con una ventaja, la agencia de viajes 'Max Verstappen official travel'. Una compañía que les reservas una tribuna en alguno de los circuitos del calendario para apoyar a su ídolo. Austria es uno de ellos.
Verstappen es el Alonso de España hace quince años. Está en todas partes en su país. Ha conseguido que un circuito antiguo de los Países Bajos, Zandvoort, se renueve para ser incluido en el Mundial.
El piloto tiene contratos con los supermercados Jumbo, con el grupo de telecomunicaciones Ziggo, con la marca de ropa G-Star RAW, con el editor de programas informáticos Exact y con el vendedor de vehículos de ocasión CarNext.com.
Una máquina de hacer dinero que en esta parte del mundo, en Austria, va a contar con una fervorosa afición para apoyarlo.
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