Jefes de equipo destituidos en serie: la Fórmula 1 copia lo peor del fútbol

Haas es un equipo norteamericano fundado por el empresario del automovilismo Gene Haas con sede en Carolina del Norte que debutó en la F1 en la temporada 2016 con la bendición de Bernie Ecclestone.

Ha transitado por numerosas vicisitudes, que Steiner siempre ha gestionado con una sonrisa en la cara y amabilidad en la atención, hasta el punto de convertirse en un personaje gracias a Netflix.

El accidente en una bola de fuego de Grosjean en Baréin, la pérdida a mitad de temporada del patrocinador Rich Energy, la frustración de sus rivales porque usaba componentes de Ferrari según el acuerdo entre ambas escuderías y, sobre todo, la crisis que casi sepulta al equipo tras el comienzo de la guerra de Ucrania con el patrocinador principal Urakali y el piloto ruso Nikita Mazepin.

Haas, desde su modestia, ha construido un equipo estable en ocho temporadas y ha puesto las bases para un futuro en la F1. A menos de dos meses para que empiece una nueva temporada, no parece la mejor decisión por parte de Gene Haas. El ingeniero japonés Ayao Komatsu ejercerá ahora como número uno de la escudería.

«Como organización estaba claro que necesitábamos mejorar nuestro rendimiento en la pista», adujo el dueño del equipo con menos presupuesto y recursos de la F1. Haas F1 Team acabó el año pasado la segunda peor campaña de su historia, última posición en el Mundial de constructores, solo doce puntos y la aparición en el top 10 en cinco grandes premios.

Este descenso al subsuelo, dos escalones por debajo en el Mundial de marcas respecto al año anterior, habrá supuesto una pérdida cercana a los 18 millones de euros en el reparto de derechos televisivos, una cifra importante para un equipo que no ha completado el gasto máximo establecido en la F1, 135 millones anuales.

Refleja la decisión de Haas y el despido sorpresa de Steiner una tendencia al alza en la Fórmula 1. Las urgencias se han disparado y la mayoría de los equipos no aguantan para dar vida a un proyecto. Lo quieren ya y ahora. Ocho de los diez jefes de escudería no llegan a los dos años en el cargo. El más veterano en esta lista es Mike Krack, que casi acaba de aterrizar en Aston Martin (2022).

Fred Vasseur (Ferrari), Andrea Stella (McLaren), Alessandro Alunni (Sauber), James Vowles (Williams) y Bruno Famin (Alpine) se estrenaron el año pasado en sus respectivas escuadras. Sintomático fue el caso de Alpine, cuyo equipo directivo encabezado por Otmar Szafnauer fue despedido a mitad del curso anterior, en julio, Gran Premio de Bélgica. Laurent Mekies (AlphaTauri) y Ayao Komatsu (Haas) empiezan este año.

Y, como siempre, en la F1 la promoción hacia puestos directivos recae en ingenieros, la especie laboral que domina este deporte. Krack es ingeniero mecánico, Vasseur y Mekies ingenieros aeronáuticos, Stella especializado en aerospacial, Komatsu en automoción, Famin en motorización, Vowles es ingeniero informático. Solo el abogado Alunni escapa a esta espiral de datos y números.

Los dos jefes de equipo más longevos son los que llevan años instalados en la cúspide. Y ambos no son ingenieros que procesan telemetrías, sino expilotos que lideran equipos humanos.

Toto Wolff es un piloto austriaco que nunca llegó a la Fórmula 1, pero se ha convertido en uno de sus prebostes. Además de jefe, también es propietario de una parte del accionariado de Mercedes.

Y Chris Horner es el veterano, director de Red Bull desde 2005 cuando el equipo era el último. En 2024, con siete títulos individuales (tres de Verstappen, cuatro de Vettel), Red Bull es el gigante a batir.