El pelotón parece haber aprovechado a conciencia el primer día de descanso de este Tour, según se desprende del hecho de que la undécima etapa (justo en el ecuador de la carrera) se disputase este miércoles a una velocidad altísima, más de 50 km/ ... h, y resultase incontrolable para ninguno de los equipos con alguna remota esperanza de que sus esprínters superasen el 'muro' final de Pech David, a ocho kilómetros de meta. El recorrido se consideraba llano con un par de tachuelas, pero era en realidad una trampa de repechos y vaivenes constantes, cuyos tramos de estrecha carretera depararon un espectáculo digno de 'clásica' desde la salida.
La locura ofensiva de los cien primeros kilómetros de etapa (que provocó incluso algunos cortes del pelotón y momentos de tensión para Evenepoel o Pogacar) derivó en dos escapadas de cinco ciclistas que combatieron contra el reloj y no llegaron a fusionarse pese al arreón final de Van der Poel. Mientras tanto, la energía acumulada de muchos corredores en este martes de descanso provocó incesantes ataques por detrás que no llegaron a producir réditos, pero redujeron la eficacia perseguidora del grupo principal.
El primer quinteto estaba formado por Abrahamsen (Uno-X), Ballerini (Astana), Schmid (Jayco-AlUla), Wright (Bahrain) y Bugaurdeau (Total Energies). En el de persecución había muchos quilates: Van der Poel (Alpecin), Van Aert (Visma), Simmons (Lidl-Trek), De Lie (Lotto) y Laurence (Ineos).
Simmons dio un hachazo en la primera de las tres tachuelas finales y descolgó a Van Aert y Van der Poel, favoritos para la victoria. El campeón de Estados Unidos trató sin éxito de unirse a Abrahamsen y a Schmid (campeón de Suiza), que habían hecho lo propio en el quinteto delantero y mantuvieron 20 segundos de distancia hasta el 'muro' de Pech David: 800 metros al 13% de pendiente. Allí hubo dos ataques: Van der Poel dejó a los perseguidores y Vauquelin (tercer clasificado) intentó abandonar a los favoritos. No le dejaron al prometedor ciclista francés. Poco después, ya en la cima, arrancó Vingegaard y arrastró a Pogacar y a Evenepoel. Quedaban sólo cinco kilómetros. Por si faltaba algo, el esloveno se cayó cuando todavía no estaban en la zona de protección, con raspón incluido. Una locura de día hasta la línea de meta.
El pelotón decidió no tirar hasta el final en lugar de exprimir la caída del segundo clasificado. Por delante, un ejemplar Van der Poel puso en aprietos a los dos fugados hasta la última recta, donde Abrahamsen superó de forma agónica al campeón suizo. Continúa de líder Ben Healy, el irlandés explosivo y honesto que ha contagiado su bravura a la carrera francesa. Los diez ciclistas españoles mantienen su discreto perfil. Ojalá nos traiga alguna sorpresa el inminente encadenado pirenaico: Hautacam (jueves), cronoescalada a Peyragudes (viernes) y el supersábado de Tourmalet, Aspin, Peyresourde y final en Superbagnères.
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