Tour de francia
Pogacar es insaciable en el puerto de tierra
El favorito atrapa a Kamna y Vingegaard en un soberbio final sobre la carretera de arena en la Planche des Belles Filles
Pogacar derrotó a Vingegaard en la línea de meta
Pocas cosas resultan más agradables que depositar el cuerpo en el sofá después de una comida veraniega y enchufar el Tour en la tele. Es posible entonces presenciar estampas únicas, saborear los colores de la naturaleza, contagiarse con el espíritu festivo de una carrera sin ... igual y convertirse, en la distancia, en un aficionado más de los que miles que pueblan los caminos del Tour. Es posible deleitarse con la ambición de un campeón que marca época. Incontenible Tadej Pogacar, el adolescente con espíritu de tiburón que en la senda de tierra que culmina el ascenso a la Planche des Belles Filles mostró una determinación soberbia para atrapar primero a Kamna, el fugado, y luego al danés Vingegaard, el que lo desafió en pos de la victoria.
En la alta Saona, allí donde Francia adquiere un cariz alemán en su arquitectura, usos y costumbres, se alza un puerto entre miles de hectáreas de bosque. La Planche des Belles Filles no es uno más en el extenso catálogo de cimas que ha colonizado el Tour durante 119 años de vida. Es el puerto de la transición de poderes, de una demonización y una entronización, el lugar en el que Pogacar destrozó en una cronoescalada en año de pandemia mundial (2020) a Primoz Roglic, líder entonces indiscutible del Tour y a un día de proclamarse vencedor en París.
lleva Tadej Pogacar en su corta trayectoria profesional, ocho de ellas en el Tour y una en la Vuelta a España
Desde hace dos años, el Tour se ha transformado en un martirio para Roglic, que ha encontrado su bálsamo en la Vuelta a España, pero no puede con el Tour. Lo perdió en 2020 cuando lo iba a ganar, lo tiró en 2021 por una caída, y lo lleva crudo en 2022 después de que se le saliera el hombro en los adoquines. El Tour lo repele, no lo quiere.
Camino de los Vosgos se monta una escapada que filtra la calidad en la montaña y decreta que solo el alemán Kamna tiene posibilidad de ganar. El germano es un notable escalador, trepa con brío y tiene la victoria a la vista. Pero el equipo de Pogacar, los Emiratos Árabes, ha trabajado de lo lindo durante todo el día y quiere poner en suerte al ángel amarillo. Marc Soler, Bennett y Makja sudan en favor del esloveno en dirección al puerto.
La intimidación que ejerce Pogacar es brutal en siete kilómetros. Todos le miran, todos esperan, nadie se mueve. El puerto sube de tono, se descuelgan primeros espadas como Vlasov o Pinot, y en las rampas finales crece hasta el 20 por ciento, primero por un tramo de tierra, y luego de nuevo en asfalto.
Vingegaard se anima con un ataque muy convincente, duro y rápido. Pogacar se arrima, se sienta y cuando se levanta, es implacable. También gana en la Planche des Belles Filles, el puerto que un día lo encumbró.
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