ganador del tour 2012
El desplome de Wiggins, drogas, divorcio y ruina: «Fui adicto a la cocaína»
El ganador del Tour 2012 confiesa su derrumbe personal después de retirarse del ciclismo
Veinte años sin el genio del Chava

Desde Inglaterra llega el penúltimo eco de un juguete roto en el ciclismo. Como Pantani, Ullrich o Chava Jiménez, el ganador del Tour 2012 confiesa su derrumbe personal, su caída en el oscuro pozo de las drogas. La declaración de Bradley Wiggins estremece por su ... crudeza: «Consumía cantidades enormes de cocaína. Hubo momentos en los que mi hijo temía que no despertara con vida a la mañana siguiente».
Wiggins pasó a la eternidad como el primer inglés vencedor del Tour. Tipo peculiar educado en la estética 'mod'. Una vida con patillas y una vespa. Hijo de un ciclista australiano proclive al alcohol que lo abandonó cuando era pequeño. Criado en la pobreza con su madre en un barrio del norte de Londres. Seguidor incondicional de Boardman, Induráin y Tom Simpson, el primer británico líder del Tour que murió desplomado en el Mont Ventoux.
Bradley Wiggins, campeón olímpico en Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012, fue un fenómeno en el velódromo, estrella de la pista que hizo volar el proyecto Sky, según el cual cuatro corredores del mismo equipo (Wiggins, Froome, Thomas y Egan Bernal) monopolizaron el éxito en el Tour desde 2012 a 2019.
Ahora el excorredor confiesa su caída por el despeñadero después de abandonar el ciclismo en una entrevista a 'The Observer'. «Estuve drogado la mayor parte del tiempo durante muchos años. Tenía un problema serio. Mis hijos estuvieron a punto de ingresarme en rehabilitación».
Wiggins era la punta de lanza del equipo que aterrizó en el ciclismo, Sky, como una iluminación en un escenario conocido y caótico, abrasado por los escándalos de dopaje. Además de la pesada carga de la imagen, heredó los avances que propagó el hoy apestado Lance Armstrong, quien implantó una rotación geopolítica.
El ciclismo dejó de hablar en su lengua materna, el francés (por el Tour), y se pasó al inglés. Llegaron patrocinadores, multinacionales de la bicicleta y un marketing ideado en los países anglófonos. El Sky se movió a sus anchas en ese escenario gracias a la aportación extraordinaria de su mecenas, una cifra que siempre fue el doble o el triple que sus competidores en el pelotón.
Dave Brailsford, el alma del Sky, fichaba a los corredores que podían ser sus enemigos. Había un abismo entre las exhibiciones de los británicos y los demás. Seis Tours, un Giro, una Vuelta, 52 etapas en estas pruebas y otras, más 25 carreras de un día que dieron forma a un palmarés excelso.
Odio a uno mismo
El talento y la fuerza de Wiggins inspiraron al equipo a una hegemonía nunca antes vista. Pero después de su carrera, sus problemas se agravaron. En 2020, su matrimonio con Cath llegó a su fin.
«Ya sentía mucho odio hacia mí mismo», dijo Wiggins sobre su adicción posterior a su carrera. «Pero lo estaba amplificando. Era una forma de autolesión y sabotaje hacia mí mismo. No era la persona que quería ser«, manifestó el exciclista.
«Para mí no hay término medio. No puedo simplemente tomarme una copa de vino; si tomo una copa de vino, estoy comprando drogas. Mi propensión a la adicción aliviaba el dolor con el que vivía».
En esa fase autodestructiva, Wiggins se declaró en bancarrota. «No supieron nada de mí durante días. Vivía una mentira. Pero ahora puedo hablar de ello con franqueza. Tuve un problema serio y mis hijos estuvieron a punto de llevarme a rehabilitación en algún momento. Nunca he hablado de eso. Realmente estaba en la cuerda floja. Hubo momentos en que mi hijo temía que acabara muerto por la mañana».
El presidente de la Federación británica, John Dutton, se ha puesto en contacto con el exciclista para tratar de ayudarlo después de estas estremecedoras declaraciones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete