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Tour de Francia

Dylan Groenewegen gana un esprint de alto voltaje

El holandés despide la estancia del Tour en Dinamarca en una etapa soporífera

José Carlos Carabias

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Siempre hay dos maneras de verlo. Y en ciclismo, la óptica cambia según se mire desde el lado de los corredores o desde el ángulo del espectador. Los ciclistas analizan desde su consumo de watios, la velocidad que marca su ordenador de abordo, el dolor de piernas, la tensión invisible que generan las etapas llanas del Tour. Y los seguidores aprecian el vacío de contenido de un día soporífero, la ausencia de emociones, el paso de kilómetros sin más, el seguro desenlace al esprint, la opción de la siesta... Dos mundos que nunca coinciden y que en la despedida de Dinamarca se resumieron en un esprint de alto voltaje, apenas un kilómetro, que ganó el holandés Dylan Groenewegen.

No hubo casi nada de interés al ojo del aficionado que se pertrechó ante la televisión en modo sobremesa o que, acérrimo hincha, se tragó el día entero por los verdes pastos de Dinamarca. Cuestión distinta resultó para los miles de daneses que en manada se lanzaron a las carreteras para vivir esa experiencia que es vivir el Tour en primera persona.

De nuevo se hizo presente la escapada de Cort Nielsen, el Van Aert nórdico, ganador de tres etapas en la última Vuelta a España , que se convirtió en una especie de emperador de la bici para sus compatriotas. Pasó en cabeza y en solitario por los puertos de cuarta y tercera categoría y apuntilló el maillot de puntos rojos sobre sus espaldas hasta el martes, ya que este lunes la caravana se traslada de regreso a Francia en día de descanso. Cort Nielsen saludó a su gente al pasar el último puerto, feliz de sentirse entre los suyos.

Pero la etapa fue insufrible, en la tendencia cada vez más reducida de las jornadas llanas sin alicientes, ni nada, que acaban con un buen esprint. Por mucho que la llegada fuese espectacular, las cuatro horas anteriores deparan poco rédito a patrocinadores, televisiones y, sobre todo, hinchas del ciclismo.

Es la siesta o el ojo abierto, el tedio o la emoción. Parece claro que ni siquiera el Tour de Francia se libra de ese desierto que son las jornadas sin puertos, sin carreteras traicioneras, carruseles de sube y baja, propicias para emboscadas. Los velocistas son minoría en el pelotón, inevitable estadísticas a tenor de los tiempos.

El esprint fue fabuloso . Una contienda a varias manos, en la que concursaron todos los equipos con velocistas, Alpecin y Philipsen, Jumbo y Van Aert, Quick Step y Jakobsen... Como las oportunidades son pocas, la lucha es cada vez más encarnizada. En el duelo múltiple, Jakobsen quedó cerrado en el último giro, Sagan fue obstaculizado por Van Aert, y en el último golpe, Dylan Groenewegen se impuso a todos. El holandés se redime con su quinta victoria de aquel episodio en Polonia en el que Jakobsen casi pierde la vida.

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