Después del balonmano...
Lorenzo Rico, el portero que se hizo constructor
El mítico jugador desarrolló una brillante carrera en el Atlético de Madrid, el Barcelona y la selección, donde tuvo durante años el récord de internacionalidades. Ahora es un empresario de notable éxito
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Para cualquier seguidor del balonmano, el nombre de Lorenzo Rico (61 años) es toda una referencia. El portero de Colmenar Viejo (Madrid) fue la estrella del deporte español en los años ochenta y noventa y su importancia fue tal que dio su ... nombre al polideportivo de esta localidad serrana. Es más, su impacto en las canchas se reflejó en un récord de internacionalidades (245 partidos) que no se superó hasta que su discípulo David Barrufet lo hizo ya una década después. Ese fue uno de los logros de los que más orgulloso está en su carrera, pues «fueron quince años en la selección sin perderme casi partidos y en los que viví unas experiencias e hice unas amistades que me han acompañado toda mi vida».
Lo más curioso es que Rico nunca pensó en dedicarse profesionalmente al deporte. Y eso fue ya en la veintena. «Nos fuimos a vivir a Madrid cuando tenía seis años y me apuntaron al colegio San Agustín, con gran tradición de balonmano. Al principio ni me pusieron de portero, pero Jesús Alcalde lo hizo y luego vino todo rodado, el Atlético de Madrid, el Barcelona, la selección... Para mí el deporte siempre había sido un juego, nunca pensé en poder vivir de ello», reconoce.
Tanto fue así que en sus temporadas iniciales en el primer equipo del Atlético compatibilizó sus estudios de ingeniero de Caminos con el balón, algo que pronto tuvo que desechar. «Aguanté un par de años, hasta que me di cuenta de que no podía mantener el nivel de excelencia en los dos terrenos y tenía que decidirme por uno de ellos. Y creo que acerté, porque en el balonmano triunfé y los contactos que hice entre los compañeros de carrera luego me vinieron bien cuando me retiré y me centré en mis negocios», recuerda.
«Estoy orgulloso de haber estado 15 años en la selección y de haber contribuido al éxito del balonmano»
Lorenzo Rico
Antes de llegar a ese punto, en 1995, ya era una figura reconocible por la calle. Con diez Ligas, nueve Copas, una Copa de Europa, dos Recopas y tres Juegos Olímpicos disputados, Lorenzo fue un pilar para el crecimiento de una disciplina cada vez más popular por aquel entonces. «En mis años en el Atleti viví unos momentos muy bonitos, como esa final de la Copa de Europa ante la Metaliplastika en el antiguo Palacio de Deportes que fue todo un acontecimiento. Y luego en el Barça todo lo que llegó en cuanto a títulos y a mi profesionalización como deportista», indica. «No quiero decir que antes no lo fuera, pero sí que es cierto que, cuando me ficharon, ya me fui a vivir allí con mi familia y la situación fue distinta a cuando estaba soltero en casa. Vivía las 24 horas centrado en el balonmano y ese darlo todo por el club me sirvió también para que el Barça se portara muy bien conmigo y me lo compensara cuando decidí dejarlo al ver que la cadera ya no me daba para más. Me respetaron el año de contrato y les estaré siempre agradecido».
El momento de dejarlo, duro en cuanto a su físico, fue reconfortante porque vio cómo sus compañeros pudieron llevar su actividad a lo más alto. «El balonmano era un deporte de moda y luego llegaron los títulos mundiales y las medallas olímpicas de la selección. Estoy orgulloso de haber podido contribuir en algo a esos éxitos». Unos logros que se resumen también en su historial, con sus cuatro presencias en el mejor equipo del planeta y su medalla de plata al Mérito Deportivo. Afortunadamente para él, nunca pasó por el duro momento de reintegrarse a la vida real después de los éxitos deportivos. La empresa familiar fundada por su padre le recibió con los brazos abiertos y desde entonces trabaja junto a sus tres hermanos en Construcciones Rico. «Realizamos obra civil y hemos hecho presas y rehabilitaciones de cascos urbanos por toda España. Yo me encargo de las relaciones institucionales del departamento de estudios y la verdad es que nos va muy bien. Tenemos 62 años de historia, hemos superado todas las crisis y estamos bien considerados en el sector. El trabajo en equipo nos funciona bien».
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