Baloncesto
La gloriosa primavera de Stephen Curry
El base bate el récord de triples anotados en un mes y lidera a los Warriors hacia los playoffs tras ser el peor equipo de la NBA la pasada temporada
Curry, durante el partido contra los Washington Wizards del pasado jueves
Los Golden State Warriors ya no son indómitos. El equipo californiano, la gran dinastía de la NBA en la pasada época, ha sufrido una difícil humanización en los últimos meses derivada de las lesiones, el empacho de éxito y del simple paso del tiempo, ese ... al que a nadie perdona. La franquicia, que ha disputado cinco de las últimas seis finales de la competición (con tres títulos en su zurrón) tuvo que enfrentarse a la marcha de Kevin Durant en 2019 y la prolongada baja de Klay Thompson durante los dos últimos años. Se reconstruyó y perdió estrepitosamente en la última campaña, una en la que cosechó el peor récord de la NBA, una vergüenza para la condición de campeón. Sin embargo, en la actualidad, al depresivo equipo se le ha aparecido un pletórico Stephen Curry , que además de batir el récord de triples anotados en un mes (90) y dirigirse a ser el mejor tirador exterior de la historia, está liderando a los suyos de forma irremediable hacia la postemporada.
Curry está enfadado, lanza como un pura sangre y celebra con aún más rabia sus canastas. En el pasado lunes, contra los Sacramento Kings, el base anotó siete triples para irse a los 37 puntos y amarrar la octava victoria de abril para los de San Francisco. Con esa gran actuación, superó a James Harden, que hasta la fecha ostentaba el récord de más triples anotados en un mes de competición (82 en noviembre de 2019). Curry, con el encuentro de anoche frente a los Mavericks, se ha quedado en 90 y aún le falta un partido, contra los Minnesota Timberwolves (en los últimos 11 se ha ido siempre más allá de la treintena de puntos y en cinco de ellos ha metido 10 o más triples), para completar su glorioso ejercicio primaveral. «Hoy ha anotado algunos increíbles incluso para él. Cruzaba la línea de media cancha y Sacramento ya sabía que iba a tirar. Luke Walton empezaba a gritar desde el banquillo, todo el equipo corría para intentar defenderle y aun así las ha metido desde, no sé, unos 11 metros. Es impresionante. No sé qué decir», explicaba su entrenador, Steve Kerr, tras la victoria contra los Kings.
Se agarran los Warriors (son décimos en la conferencia oeste) a la muñeca de su estrella, una que, salvo sorpresa, les llevará a disputar el play-in , una modalidad ya implementada la temporada pasada y que está formada por unas eliminatorias al mejor de tres partidos que sirven como antesala a los playoffs. Los de la Bahía no cuentan con grandes expectativas para el epílogo de la temporada, pero más escasas eran aún al principio de la misma, cuando el calendario se veía como un largo purgatorio donde solo una gran exhibición individual podía darles una razón por la que competir. Algo que se ha dado al dedillo, aunque Curry no ha estado solo. Draymond Green, su eterno escudero junto a Thompson, ha vuelto a jugar a un gran nivel tras varios años en la sombra y jugadores de menos categoría, como el novato James Wiseman, Andrew Wiggins o Kelly Oubre han allanado el camino, de forma austera, para el número 30.
Abril ha servido para mediatizar aún más si es posible la tremenda temporada de Curry. El de Akron, Ohio (la misma ciudad natal que su rival deportivo LeBron James) está promediando 31.2 puntos por partido, 5.5 asistencias y 5.7 rebotes , unos números muy similares a los que le hicieron ser coronado de forma unánime como MVP allá por 2016. Una empresa que, pese a que goza de mucho politiqueo y récords colectivos como avales, el propio jugador se ha marcado como propósito para este año: «Tengo que serlo. Probablemente no lo conseguiré, pero qué más da».