Una reparación a medias para los colchoneros

Presidente del CSD, en la que ya directamente se pretende estigmatizar y castigar a toda la afición colchonera, compuesta mayoritariamente por seguidores pacíficos y enemigos de meterse en ruidos ni pendencias, que diría el buen Sancho. Como prueba de ello, los silbidos generalizados cuando los jugadores fueron a festejar donde se habían producido los lanzamientos. La desproporción en el castigo no tiene explicación posible.La denominada Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la

Intolerancia en el Deporte no se sabe muy bien quién la compone. A juzgar por su brutal propuesta, se diría que su presidente no tiene una gran simpatía hacia el Atlético de Madrid. Sí se conoce al presidente del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes, que no pierde oportunidad de manifestarse como hincha madridista. Su jefa directa, Pilar Alegría, también es una asidua al palco del Bernabéu, como tantos otros ministros.

Aquí se trata de atacar a toda una afición, la de un equipo que molesta. Para calibrar la magnitud de la injusticia, vale con mencionar un caso de altercado público en un estadio que no ha tenido una sanción tan grave: la invasión de campo de aficionados del Espanyol para querer agredir a los jugadores del Barça. En los lamentables incidentes del último derbi llama la atención que se rebaje la sanción a unos (pocos) violentos pero quieran los de Antiviolencia echar al resto.

Los ultras, más o menos agazapados, existen en todos los campos. Domingo tras domingo se reproducen actos violentos e insultos intolerables. Todo lo que se haga para expulsar a los vándalos del fútbol será poco. O el fútbol acaba con ellos, o ellos acaban con el fútbol. Pero tratándolos a todos por igual, no vaya a resultar que sean ciertas las palabras de Orwell, y todos seamos iguales, pero unos sean más iguales que otros.