El volante de los elegidos
Se perfila la parrilla al tiempo que Fernando Alonso se viste presumido y con esmero de rojo pasión. Al fin se ha hecho público el «sí, quiero» y el «paddock» vive alborotado con la noticia que confirma la presencia del mejor piloto en el equipo ... por excelencia de la Fórmula 1. Pocas manos pueden sacar tanto partido del volante italiano, destinado por norma a los elegidos. Fernando Alonso alimenta la leyenda y se une al listado de los más grandes.
Alberto Ascari. Fue el primer piloto que ganó un Mundial con Ferrari (1952 y repitió en 1953). Hijo de Antonio Ascari, piloto mítico que brilló por los años 20, regaló sensacionales pugnas con Juan Manuel Fangio. En 1954, «Ciccio», como se le llamaba en el mundillo, abandonó el equipo italiano por cuestiones económicas y dos años después siguió la misma suerte que su padre al fallecer en un misterioso accidente del que todavía hoy no se extraen conclusiones convincentes.
Juan Manuel Fangio. Piloto imprescindible para entender la esencia de este deporte. Hijo de inmigrantes italianos, el argentino lo fue todo y el más laureado hasta que le superó Michael Schumacher. Conquistó cinco mundiales (1951, 1954, 1955, 1956 y 1957) con cuatro marcas diferentes (Alfa Romeo, Maserati, Mercedes y Ferrari). Se le conocía como «el Chueco» por sus artes a la hora de jugar a fútbol y sólo estuvo un año en Maranello, suficiente para dar más prestigio a su palmarés y al de la marca.
Niki Lauda. Enzo Ferrari le contrató en 1974 para acabar con una travesía en blanco que duró más de dos años. Ganó un par de carreras, pero fue al año siguiente cuando explotó logrando el primero de sus tres mundiales (dos con Ferrari y otro con McLaren). Coqueteó con la muerte en más de una ocasión e incluso recibió la extremaunción sobre el asfalto tras un accidente en 1976 que sufrió en Nurburgring.
Alain Prost. El francés, que tiene cuatro títulos en su haber, vivió sus mejores años con McLaren, pero Ferrari no dudó a la hora de contratarle en el curso 1990-91. Por entonces mandaba Ayrton Senna, quizá el único grande que no ha estado al volante de un coche rojo. Prost sólo estuvo una campaña en Ferrari.
Michael Schumacher. El alemán es el rey de la historia reciente de la Fórmula 1. Tan genial como polémico en la pista, llegó a Ferrari en 1996 después de sus éxitos con Benetton para acabar con dos décadas de penurias. Actualmente se dedica a asesorar a la escudería después de haberse jubilado en 2006 y posee siete campeonatos -cinco con Ferrari-. Fue el gran rival de Alonso cuando el asturiano conquistó sus dos títulos mundiales.
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