ciclismo
La maldición del Radioshack
Dopaje, denuncias, caídas y discusiones reinan en el «superequipo» que iba a dominar la temporada
La maldición del Radioshack
Corrían los últimos días del pasado Tour cuando una noticia conmocionó al pelotón ciclista: la fusión entre los equipos Leopard y Radioshack . El tricampeón Contador expresaba su preocupación: «Que se cree un bloque de este calibre no es nada bueno para mí (...) Será ... un equipo increíble para las grandes pruebas por etapas».
No eran exageradas las declaraciones del pinteño. El Leopard era el equipo de los inseparables hermanos Schleck, 2º y 3º en el Tour 2011, engordado además con auténticos «todoterrenos» como los incombustibles Fabian Cancellara, Jens Voigt, Maxime Monfort y Jacob Fugslang. El Radioshack, último equipo de Armstrong, contaba con habituales top-10 de las Grandes Vueltas: Klöden, Leipheimer; Horner, Zubeldia o Brajkovic. Además, estaban dirigidos por Johan Bruyneel, el manager con más victorias (9) en la general del Tour de Francia: 7 con Armstrong y 2 con Contador.
A priori, el resultado de la mezcla entre estos dos potentes conjuntos iba a ser el dominador implacable de buena parte del calendario ciclista. Su presupuesto, de 18 millones, solo fue finalmente superado por el BMC. Finalmente, en enero de 2012 el nuevo Radioshack-Nissan-Trek arrancaba su andadura bajo los mejores auspicios.
Pero pronto surgieron los primeros problemas de convivencia en el equipo. El estricto carácter de Bruyneel chocó con el de los hermanos Schleck , que siempre han manifestado que el ciclismo no lo es todo en su vida. La situación no era nueva: Frank y Andy ya habían tenido serias desavenencias con su anterior manager Bjarne Riis, de cuyo equipo huyeron rumbo al Leopard.
En la carretera, las cosas tampoco fueron bien. Cancellara sufría una rotura triple de clavícula en Flandes y el equipo se quedaba sin su mejor baza para las clásicas primaverales. También tuvo una grave lesión Jacob Fugslang, que iba a ser el líder del equipo durante el Giro. Ante su baja, Bruyneel obligó a Frank Schleck a correr la prueba italiana. El luxemburgués, que no ocultó su disgusto, abandonó aduciendo unas lesiones producidas en una misteriosa caída que nadie vio .
El otro hermano, Andy Schleck, tan solo había completado dos rondas por etapas y necesitaba afinar su puesta a punto para el Tour donde, en ausencia de Contador, partiría como el máximo favorito. En una contrarreloj de la Dauphiné Liberé sufrió una caída aparentemente intrascendente, pues terminó la etapa y completó la del día siguiente. La sorpresa se produjo cuando se supo que abandonaba y que se perdía también el Tour. La polémica vino con los rumores sobre su lesión: inicialmente se decía que era una rotura de dos vértebras y finalmente resulto ser una rotura de pelvis. A día de hoy, no se sabe cuándo volverá a competir .
La selección para el Tour tampoco estuvo exenta de polémica. Bruyneel decidió inicialmente excluir al veterano Horner por una lesión de vértebras. El ciclista estadounidense negó sufrir tal lesión y pidió ser incluido en el equipo. Klöden se alineó con su director a través de Twitter pero, tras la baja de Andy, Horner sí ha ido finalmente a la ronda gala.
Excepcionalmente, el equipo pudo disfrutar de una alegría cuando Cancellara ganó el prólogo del Tour y vistió el maillot amarillo. Pero poco dura la alegría en casa del pobre. En la primera etapa de montaña cayeron prácticamente todas sus opciones para la general: Frank Schleck., Klöden, Horner... únicamente Zubeldia salvó el honor. El positivo de Frank ha vuelto a desatar las hostilidades, pues el equipo se apresuró a expulsarlo del Tour mientras que el corredor denunciaba que había sido envenenado.
De confirmarse los rumores que señalan que los Schleck y Cancellara han denunciado al Radioshack por impagos, sería la puntilla a un equipo que iba a arrasar y acabó arrasado.
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