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Faldo: «Los jugadores de mi época aprendimos imitando a Seve»

El principal rival de Ballesteros en los años 80 reconoce la genialidad del cántabro y desvela algunos detalles desconocidos de su relación deportiva

Faldo: «Los jugadores de mi época aprendimos imitando a Seve» REUTERS

MIGUEL ÁNGEL BARBERO

Nick Faldo , pese a a sus seis «majors», uno más que Severiano Ballesteros, nunca ocupará el papel de mejor golfista europeo de la historia. Ese papel le correponde al cántabro, algo que el inglés ratifica convencido, sin ningún género de duda.

—Fue ... un detalle por su parte acudir al funeral de su gran rival.

—Era mi obligación, era un momento muy triste pero tenía que estar para agradecerle a Seve todo lo que ha hecho por el golf. Quiero desearle lo mejor a su familia y que su recuerdo y su legado sigan siempre vivos.

—¿Cómo fue su relación personal?

—Era buena, sin problemas. Hay gente que piensa que nos llevábamos mal porque teníamos caracteres diferentes y competíamos a cara de perro, pero convivimos mucho durante tres décadas. Los jugadores de mi generación le queríamos, era genial.

—No pensaría lo mismo en 1988, cuando le ganó el Open Británico...

—Con el paso del tiempo, me siento afortunado de haber jugado con él en ese último partido en Royal Lytham. Hizo 65 golpes y fue el mejor golf que he visto en mi vida.

—¿Con qué se queda de su juego?

—Con su imaginación en el búnker y su «swing». Era magnífico, muy particular y efectivo. Yo estaba justo detrás de él cuando hizo ese famoso golpe en la Ryder Cup de 1983 con una madera 3 desde la arena. Había 210 metros y nadie pensaba que pudiera llevar la bola cerca de green. Ese golpe solo lo podía dar él. Tenía una madera con una cabeza del tamaño de un dedo, no como las actuales (¡entonces sí que éramos golfistas de verdad!) y empató el partido con Fuzzy Zoeller. Fue sin duda, uno de los mejores golpes de la historia.

—¿Qué palo manejaba mejor?

—El hierro 3, sin duda, aunque los dominaba todos . Tengo multitud de golpes suyos grabados en mi mente, sobre todo los chips cortitos. Recuerdo una vez en Bruselas, falló el green del hoyo 9 por la izquierda y tenía que saltar la bola por encima del búnker. Pegó un «pitch» y dejó la bola completamente muerta junto al hoyo. No me explicaba cómo pudo hacerlo. Pero lo mejor es que al día siguiente se dio la misma circunstancia y, con un hierro 3, saltó la arena y la dejó a un palmo. Ese palo en sus manos era mágico. Con él comenzó a jugar y lo dominaba como nadie. ¡Sacaba de búnker con ese palo como si fuera un blaster!

—Se dice que competían hasta en los entrenamientos...

—Es cierto, una vez en The Players me retó a sacar de búnker en el hoyo 18. Yo la dejé a tres metros y él, con el hierro 3, a uno. No había forma de ganarle. Verle practicar era asistir a una clase constante de juego desde la arena. Las manos bajas, su «swing»… esas enseñanzas se han quedado grabadas en todos nosotros, sobre todo los que competíamos con él. Todos aprendíamos de lo que hacía y tratábamos de imitarle. Esa competencia y ganas de superarle fueron lo que hizo que subiera el nivel de todos los jugadores europeos.

—¿Apoya la propuesta de que la silueta de Seve sea el nuevo logotipo del Circuito Europeo?

—Por supuesto, sin duda alguna. De hecho no sabía ni quien era el que tenemos ahora y dudo mucho que las nuevas generaciones sepan quién fue Harry Vardon. Es una nueva interpretación del golf moderno y creo que sería muy acertado. No creo que nadie vaya a votar en contra de esta propuesta. A Seve le debemos gran parte de lo que somos hoy en día.

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