Baumgartner regresa vivo de la estratosfera

A sus 43 años, el austriaco Felix Baumgartner se ha hecho leyenda. Aplazada su hazaña el martes por viento, el salto adquirió todavía más intensidad en esta tarde de domingo en el que medio planeta estuvo pendiente de su proeza. El globo se infló y la cápsula puso rumbo al cielo, al sueño de Baumgartner , al salto histórico.

Una ascensión de casi dos horas y media preparó el terreno para que la aventura adquiriera una dimensión comparable a las hazañas que Julio Verne dejó para la posteridad. Un hombre, saltando desde el espacio, rompería la barrera del sonido con un traje espacial. Baumgartner es hoy ese hombre. El primero que ha desafiado a la realidad y ha puesto un pie en el futuro. Porque, actos publicitarios aparte, su experiencia puede ayudar a que los trajes de los aviadores y de astronautas del futuro sean más seguros.

A las 17.30 se iniciaba el ascenso que siguió hacia el infinito y más allá hasta las 20.00 horas. La cápsula se pasó de los 36.576 metros establecidos, pero Joe Kittinger, pionero en saltos de caída libre, controlaba la situación. Guió paso a paso a Baumgartner hacia la apertura de la puerta. A partir de allí, fue el austriaco quien hizo lo demás. Realizó el salto más alto de la historia, bajó en el primer minuto a 1.173 kilómetros por hora y abrió el paracaídas a 20 segundos de romper el récord de caída libre. Esa marca se la dejó a Kittinger.

Y del cielo, a la fama. Pisó tierra en perfectas condiciones y ya disfruta de un sueño cumplido. A la espera de encontrar uno nuevo que realizar.