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ciclismo

Un año sin escándalos de dopaje

Después de muchos cursos convulsos, redadas policiales y decenas de positivos, 2014 termina sin apenas casos de dopaje

Un año sin escándalos de dopaje

j. c. carabias

La ristra de escándalos cuelga de la memoria del ciclismo como una letanía del horror. Lance Armstrong , el Tour 1998, el Festina, Floyd Landis, Roberto Heras, David Millar, Jan Ullrich, la operación Puerto... Un deporte grapado a la trampa por encima de la belleza ... o la épica que destila. El dopaje arrasó con todo: la credibilidad, los patrocinadores, la paciencia del aficionado y no pocos campeones. El reguero de víctimas no confiscó la emoción de un espectáculo que aporta algunos síntomas de regeneración. Eso, al menos, explican los datos. Ningún alboroto, tumulto o ruido ha desencadenado en 2014 el dopaje en su siniestra relación con el ciclismo. Un par de positivos duros en el Astana (los hermanos Iglinsky, con EPO) y un barullo con mal olor vinculado al pasaporte biológico de Roman Kreuziger y las oscilaciones sospechosas de los valores de su sangre. A ningún primer espada le salpicó la brasa del dopaje. Los laboratorios no han desalojado a algún pasajero del podio en el Giro, el Tour o la Vuelta .

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