ciclismo | Cadel Evans
Adiós a la «garrapata»
Cadel Evans, ganador de un Tour y de un Mundial, dejará el ciclismo el próximo mes de febrero
d. vilares
Cadel Evans fue un ciclista que perdía cuando era favorito y que ganaba cuando era improbable. Nacido para la bicicleta en la «mountain bike» –se hizo campeón del mundo con 21 años–, dio el paso a profesionales en Italia y en el Giro 2002 se ... vistió de rosa a seis días del final y perdió tal minutada como líder que terminó la carrera 12º.
Aquel fue uno de los puntos más dolorosos de una carrera que terminó ayer, con el anuncio de su retirada en Ponferrada , y que empezó lenta pero que al tiempo le convirtió en habitual de las grandes vueltas. Un año séptimo, al otro quinto, Evans fue avanzando hasta que las circunstancias le convirtieron en el mayor rival para Contador en el Tour 2007. No aguantó el pulso en la contrarreloj de aquella edición, pero al año siguiente el campeón no pudo defender su corona y el australiano quedó como principal favorito.
Evans tampoco ganó el Tour 2008, y no solo no venció, sino que perdió de manera desesperante. Él tenía que responder al ataque ganador de Carlos Sastre en Alpe d'Huez y, en lugar de tirar, se arrastraba entre sus rivales para que alguien asumiera la responsabilidad de anular al español. Entonces ya era conocido por parte de la afición como «la garrapata»: el aire nunca le daba en la cara porque intentaba aprovecharse del trabajo de los demás.
Aunque llegó a la última crono en una desventaja manejable, no pudo con Sastre y dejó escapar el que, con 32 años, debía ser su Tour. Contador volvería al año siguiente y Andy Schleck, que todavía tenía 24, iría mejorando con los años. Probablemente no tendría otra oportunidad.
Campeón del mundo en Mendrisio
Y sin embargo al año siguiente, aunque se estrelló en el Tour, consiguió lo que era su mejor victoria, un Mundial en ruta ganado en Mendrisio (Suiza) en solitario, la sacudida de todos sus males. Evans dejó de ser la «garrapata» para convertirse en un ciclista que casi era hasta ofensivo.
Como si existiese el «karma», el Tour de Francia le brindó otra oportunidad en el año 2011. En el momento definitorio de la carrera, Andy Schleck atacó en el Izoard y puso en jaque al resto de favoritos, un grupo en el que Evans, pese a que Voeckler era el líder, era una especie de patrón moral.
En aquella etapa, en el mito Galibier, Evans dio la lección por aprendida: se puso en el primer puesto del grupo y tiró, tiró, tiró y tiró mientras sus rivales iban cayendo uno a uno y la desventaja con Schleck menguaba. En su pose siempre encorvada aunque estuviera de pie sobre los pedales, Evans cargó con la responsabilidad porque quería ganar el Tour de Francia. Perdió dos minutos con Andy Schleck en meta, pero esta vez la contrarreloj en la que nunca remontaba le sirvió para ganar. Su sueño, el Tour, le convirtió también en el ciclista más viejo en ganarlo jamás.
En lo alto de París tenía 34 años. Ahora tiene 37 y ha anunciado que lo deja, que es el momento de terminar. «El ciclismo me ha dado más de lo que esperaba», reflexionaba ayer en Ponferrada, donde competirá el domingo en el Mundial en ruta. Después, en enero, correrá en dos carreras en Australia y colgará la bicicleta, con palmares y méritos suficientes para que nadie le recuerde como una garrapata.
Adiós a la «garrapata»
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