Tour de Francia | 2ª etapa
La locura británica con el Tour de Francia
El público inglés se echa a las calles con la primera etapa del Tour en la región de Yorkshire
d. v.
El Tour de Francia ha salido desde Inglaterra y no podría haber más satisfacción por el resultado. Se calcula que ayer unos dos millones de personas salieron a las cunetas al paso de la primera etapa de esta edición, entre Leeds y Harrogate. Un ... espectáculo al que incluso acompañó un poco habitual día soleado y que solo deslució para los locales la caída de Mark Cavendish, a la búsqueda de su primer maillot amarillo en el pueblo natal de su madre.
El Príncipe Guillermo dio la salida a la carrera y todo el trazado fue desde entonces un pasillo entre gritos y ánimos. Era especialmente llamativo en las subidas, donde la afición tomaba las colinas: la gente subía a las laderas porque las cunetas estaban completamente abarrotadas. «Creo que Buttertubs –el último puerto de la jornada de ayer– puede llamarse a sí mismo el Alpe d'Huez de Yorkshire», decía Christian Prudhomme, director de la carrera.
«Era increíble, como estar en un túnel, el público era muy rudioso», explicaba tras la etapa Marcel Kittel , el ganador en Harrogate y líder de la carrera. La parte negativa es que el ruido desprotege a los ciclistas: si hay muchos gritos en las cunetas, los corredores oyen menos las caídas y tienen menos margen de maniobra para reaccionar.
Además siempre hay espectadores con conductas imprudentes. «Algunos espectadores se hacían fotos en mitad de la carretera», aseguraba Kittel. «También hay situaciones típicas como cuando está todo el mundo en mitad de la carretera y cuando llega el pelotón se mueven y dejan a una abuela en silla de ruedas todavía ahí. Estamos muy contentos de que vengan, pero tienen que tener cuidado». También Fabian Cancellara pedía más protección a los guardias de la carrera, porque ve la salud de los ciclistas «en peligro».
Nueve cotas en la etapa de hoy
Mientras tanto, Prudhomme predecía que la segunda etapa también sería «un gran día». Lo puede ser también en lo deportivo, ya que el pelotón se enfrenta a nada menos de nueve cotas de montaña, una pequeña clásica metida en el inicio del Tour que dificultará mucho a Kittel la defensa del maillot amarillo.
El último repecho se sube a cinco kilómetros de meta y aunque solo es de 800 metros, sus rampas al 10% de media son terreno propicio para que un ataque rompa la carrera y consiga algo de ventaja en meta. Una etapa con final en Sheffield, todavía en Yorkshire, que seguro que servirá para seguir mostrando la nueva pasión anglosajona por el Tour.
La locura británica con el Tour de Francia
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