Un Giro sin españoles

El ciclismo español se presentó en Belfast confiando todas sus opciones a Joaquim Rodríguez, uno de los mejores del mundo. Purito se cayó en la primera semana y tuvo que abandonar y con él terminaron las opciones de protagonismo de los corredores nacionales en Italia.

Samuel Sánchez apenas ha aparecido un par de veces por la cabeza del pelotón. Dani Moreno atacó en el último kilómetro de Montecopiolo para que le superase Ulissi, y el resto de su carrera ha sido decepcionante. Igor Antón, que ganó en el Zoncolan hace tres años, estuvo supeditado a Nairo Quintana, pero solo apareció en la cabeza en la montaña en el propio Zoncolan de la penúltima etapa.

Precisamente Nairo Quintana es lo mejor que le ha pasado al ciclismo patrio, ya que le ha dado al Movistar Team la tercera victoria de su historia en la carrera, tras las dos de Indurain en los noventa. Movistar trabajó bien para Quintana: quizás el episodio más destacado fue el ataque del Stelvio, con el prometedor Gorka Izagirre sacrificándose por el colombiano para que este conquistara la maglia rosa.

En realidad, el problema viene de antes de que empezara la carrera: solo 12 españoles tomaron la salida en Belfast, por los 16 del año pasado. Se ha notado la desaparición del Euskaltel, el último golpe a la ya dolorida clase media del ciclismo español.

El Tour será una historia diferente, porque Alberto Contador y Alejandro Valverde estarán disputando la general de la carrera y porque los españoles siempre han preferido Francia a Italia. Pero este Giro ha sido otro síntoma más que refleja la enfermedad que sufre el ciclismo español, que no es crítica pero existe.