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ciclismo | vuelta a españa

Tristeza y orgullo en el adiós al Euskaltel

El conjunto vasco, vencedor de la clasificación por equipos, se despide con el reconocimiento del pelotón

Tristeza y orgullo en el adiós al Euskaltel efe

j. gómez peña

Al primer paso por La Castellana siempre -es la tradición- llega el equipo del líder. Esta vez no. No aparece el RadioShack de Chris Horner. A la primera vuelta por el circuito madrileño llega en cabeza el Euskaltel-Euskadi , el único conjunto que termina la Vuelta al completo, la mejor escuadra de la carrera. El bloque más fuerte y, sin embargo, desfilando en su funeral. El pelotón, con Horner al frente, les hace pasillo . Homenaje a pedales. Que pasen primero. Honor a los que van a caer. «Se me ha escapado alguna lágrima en esa vuelta», reconoce Samuel Sánchez. Todos los corredores, los técnicos y los auxiliares reciben luego en el podio el premio de la clasificación por equipos. La gran familia naranja unida también en el final. «Desaparece un icono, un conjunto distinto. Un sentimiento que ahora se va a perder», teme Igor González de Galdeano, mánager de la escuadra vasca.

A los corredores y los auxiliares, la despedida les aprieta la garganta. Un nudo de congoja. El Euskaltel-Euskadi, el equipo bandera, la mejor selección que ha tenido el deporte vasco, subió ayer al podio final de la Vuelta a España para recibir por primera vez en sus veinte años de vida el premio a la mejor escuadra . Será el último. Es el adiós a un sueño que brotó en el Tour de 1993 al calor de los éxitos de Induráin, que nació un año después, que malvivió al borde la bancarrota en aquel inicio caótico y que, luego, se estableció en la élite del ciclismo mundial.

«¿Qué siento? Pues tristeza. Y orgullo», resume Gorka Gerrikagoitia, un nombre hecho en la cantera de este proyecto: ciclista amateur, luego profesional seis temporadas y ahoar director durante una década. Gerrikagoitia, como Antón, Samuel y tantos, es obra de un equipo impar, único, alabado sobre todo fuera de Euskadi y necesario para la promoción del ciclismo vasco. Ahora se tapa esa salida. El nuevo equipo que surgirá ya adquirido por Fernando Alonso será otra cosa. El Euskaltel deja tristeza en su día final y veinte años de orgullo .

En abril de 1994, el equipo Euskadi de Miguel Madariaga, dirigido por Txomin Perurena y José Luis Laka, debutó en voz baja en al Vuelta. En la radio más escuchada ni se pronunciaba su nombre. Alergia al término «Euskadi». Los ciclistas cambiaron esa imagen. Recaudaron aplausos, con los años ganaron con Laiseka la primera etapa y luego otra docena más, alcanzaron dos veces el podio con Samuel Sánchez, acariciaron el triunfo final hasta que Igor Antón se cayó en la puerta de Peña Cabarga y, ayer, como broche, se proclamaron mejor equipo de la Vuelta. «Para nosotros este logro tiene un valor simbólico», dice Gerrikagoitia. «Es como decir que hemos estado unidos hasta el final ». «Con este premio al mejor equipo -agrega Samuel- nos despedimos desde la alegría». La mejor manera de irse. Arriba.

El equipo ha vivido un mes en una cascada: justo antes de la Vuelta, Euskaltel comunicó el cierre. Luego, de repente, surgió el compromiso de compra de Fernando Alonso, dispuesto a quedarse con la licencia UCI Word Tour y con parte de la plantilla. «Pasamos de la pena a la ilusión, pero sólo duró unas horas. Luego volvió la incertidumbre. No sabemos qué va a pasar con la gente del equipo», lamenta Gerrikagoitia. Le duele. Para él, el Euskaltel es mucho más que un conjunto ciclista . «Aquí no hemos estado sólo por un salario. Nos hemos implicado y nadie va a defender ahora eso. Los que vienen no nos conocen. Me entristece que desaparezca esta historia de veinte años», añade con un punto de amargura. Le rescata el orgullo por el comportamiento de los corredores y los auxiliares: «Con todo esto el equipo no ha estado centrado nunca en la carrera, pero nadie ha sido egoísta, nadie ha buscado lo suyo. Han sido nobles». La lealtad se mide en momentos de crisis.

Como a Gerrikagoitia, a Igor Antón se le acaba su equipo y algo más. «Ha sido mi familia, mi vida como ciclista. Tengo tantas fotos de mi vida con este maillot... Por mucho que pase el tiempo, se seguirá recordando este proyecto», subraya. El ciclista vizcaíno, vencedor en la Vuelta 2011 de la etapa que regresó a Bilbao, reconoce el peso que ha supuesto la incertidumbre, el no saber qué iba a pasar con el Euskaltel, el no conocer aún qué hará Alonso con la estructura del conjunto naranja . «Hemos sido profesionales y lo hemos dado todo, pero no era el mismo ambiente que en otras Vueltas». En el fondo, Antón nunca creyó que llegaba el final. «No. Pensaba que al menos iba a tener dos o tres años más de recorrido».

Ese camino se cortará al final de la temporada, cuando Alonso y sus patrocinadores recojan el testigo y edifiquen otro equipo que, al menos, tendrá parte del viejo Euskaltel. En la Vuelta, la historia naranja concluyó ayer, veinte temporadas después de la primera etapa. « Es una tristeza -lamenta Miguel Madariaga, creador de la escuadra-. Verles en el podio como mejor equipo me alegra, pero quiero que Euskaltel y la afición sepan que todos esos corredores han salido de la Fundación Euskadi». De la cantera que ahora se queda sin su mejor escalera de acceso al gran ciclismo internacional. Ayer en el circuito de La Castellana, dentro de un emocinado silencio, el sueño naranja dio su vuelta de honor , la última. Triste y orgullosa.

Tristeza y orgullo en el adiós al Euskaltel

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