Ona Carbonell y Montserrat Caballé, un dúo de bronce

El resultado en notas fue el de siempre, Rusia rozó la perfección y China se llevó la plata, pero el ejercicio, trabajado durante seis meses muy duros certificó que la sincronizada española tiene una solista excepcional, ágil, flexible y vibrante . Lo dio todo sobre el agua, después de cuatro días muy intensos porque no se ha perdido ninguna de las rutinas, con todo el esfuerzo que eso conlleva. Los jueces, el bronce. El primero de muchos que vendrán porque la herencia de Mengual y Fuentes ya no pesa, sino que eleva a la barcelonesa hacia el cielo y solo ella sabe dónde podrá pararse.

Su bautismo como líder del equipo no pudo tener mejor escenario ni mejor banda sonora. Arropada por los suyos y envuelta en una canción con una gran carga simbólica en el imaginario colectivo de todos los españoles. No defraudó a nadie , menos aún a sí misma, y a pesar de la sensación agridulce de haberlo hecho muy bien, y no ser justamente valorada por los jueces, la protagonista confesó que no le importaban tanto las notas: «Esto no lo voy a volver a vivir en la vida». El público, tampoco. Cuarta medalla para ella, y todavía luchará por tres más en el dúo, por equipos y el combo. En el recuerdo de «Barcelona» ya no solo estarán Montserrat Caballé y Freddy Mercury, Carbonell también la ha hecho eterna .