La temporada de Morante: el que nada teme, nada esconde

Los números invitan a catalogarlo como el líder absoluto del escalafón , pero resulta que Morante ni es matemático ni entiende de economía. Es torero y, a través de su tauromaquia, se ha coronado como rey del toreo , consiguiendo reinar en hegemonía. En el año de la vuelta a la normalidad, volvió, o quizás surgió, el mejor Morante.

No necesitó participar en ninguna ‘reconstrucción’ para reconstruir verdaderamente el sector: ha toreado más ( 49 tardes ) y mejor que nadie; se bajó los emolumentos cuando las circunstancias invitaban a ello, volviendo así a cosos provincianos que urgían de caras reconocidas para mantener viva la llama de su afición; y ha ido durante toda la temporada en collera con el único canal temático que mantiene la tauromaquia, desde Vistalegre hasta Jaén. Como hemos titulado en esta pieza: el que nada teme, nada esconde , porque las cada vez más frecuentes estrategias antitelevisión encubren, en la mayoría de los casos, carencias que toreros o apoderados pretenden ocultar .

Aunque empezó el curso el 14 de mayo en Vistalegre , el ‘Año Morante’ comenzó unas semanas antes: el Domingo de Resurrección . Ese día publicó este medio la famosa entrevista en que reivindicaba los derechos de la afición taurina sevillana a volver con cierta normalidad a su plaza de toros. Fue él, y solamente él, quien denunció a capa y espada el atropello. Nadie lo respaldó: ni compañeros, ni ganaderos, ni empresarios.

Empezó por ABC y continuó por las cámaras de Canal Sur Televisión y por los micrófonos de EsRadio . Pasado el atranque, se ató los machos y calzó las zapatillas para comenzar su año de ¿consagración? La primera fue por San Isidro en el coso multiusos de Carabanchel. Qué lejana queda ya la fecha: compartía cartel junto a Enrique Ponce —y Pablo Aguado—. Aun cuajando al toro ‘Nacarado’ de Juan Pedro Domecq , el esbozo de aquella tarde queda lejos del nivel conseguido en el último tramo de la temporada, cuando alcanzó unos terrenos, una seguridad y una largura impropias en un torero como él, equivocadamente catalogado como ‘artista’ . Un etiqueta pueril para un torero de tal dimensión.

Recién terminada aquella feria madrileña sorprendió a todos con su anuncio: rompía al apoderamiento con Toño Matilla . Emprendía, por primera vez en su carrera, el camino en solitario . El g uiño a su ídolo , José Gómez Ortega ‘ Gallito ’, resultó ser el aliciente que necesitaba en su carrera. Un punto de inflexión, alejándose de la comodidad y del respaldo que aporta una empresa taurina en la dirección de la carrera de un matador.

Ese hecho, sumado a la eclosión de Aguado y Ortega , lo puso a cavilar. Brotaba así la e tapa más comprometida de su carrera . El impulso necesario para que su huella permanezca imborrable en la historia del toreo . Y así iban surgiendo tardes como la de Granada, Jerez o Huelva . Faenas impregnadas por su personalísimo sello torero.

Y entre col y col, una lechuga. Lo dijo en una entrevista concedida a Zabala de la Serna y publicada en el diario El Mundo: « Estoy aburrido ». Hablaba de las ganaderías que habitualmente se anuncian en los carteles de las grandes ferias... y hasta en los más recónditos pueblos. Ya en el mes de enero publicábamos en ABC de Sevilla la que parecía la exclusiva del año : lidiaría por primera vez en su carrera una corrida de Miura . Pero después empezaron a surgir más hierros poco habituales en su carrera y en la de las actuales figuras: Ana Romero, La Quinta, Torrestrella y, como guinda, los de Prieto de la Cal en El Puerto de Santa María .

La corrida portuense traspasó las fronteras taurinas. La atracción fue tal que si hubieran empalmado tres plazas reales juntas, tres plazas reales que se hubieran llenado. La expectación era contraproducente para el estado anímico del matador, que, embarcado en sus propias ensoñaciones, llegó mermado a la tarde , consciente de la entelequía que suponía las expectativas generadas por las afición.

Fue esa encerrona s u corrida más aciaga del 2021 , de la que rápidamente se repuso en plazas como Herrera del Duque y Málaga , en el h omenaje a Pepe Luis Vázquez . Y a continuación el r abo en Linares , como preludio de su histórica Feria de San Miguel.

Cuatro tardes se anunciaba en la vuelta de los toros a Sevilla. De cada corrida hay un fogonazo grabado en la memoria de los presentes . No hace falta visualizar un vídeo o buscar en las crónicas para recordar cómo se enfajó con un marrajo de Victoriano del Río en la corrida reinaugural, su competencia en quites en el mano a mano con Juan Ortega , la antológica y pasional faena al 'juampedro' y la estampa añeja y torera con el primer t oro de Miura . Morante, en sus bodas de plata como matador, s e consagró como el rey del toreo sevillano .

Y aún quedaba por rematar el año con la oreja paseada en la corrida del Día de la Hispanidad en Madrid , la clarividencia con la que extrajo partido del incierto animal de Domingo Hernández en Jaén y la entrega del trofeo en forma de número 1 en Arenas de San Pedro . Broche de oro a una t emporada para la historia .