De servir selectos cócteles a 1.000 litros de cerveza al día en Sanfermines
Un pequeño bar de la Plaza del Castillo de apenas 65 metros cuadrados se transforma en las fiestas de Pamplona para atender hasta a 600 personas al día
Santos Muñoz organiza la barra del bar en la Plaza del Castillo
De 4 de la madrugada a 8 de la mañana es el único respiro que se toman durante los Sanfermines en el Bar Baviera de Pamplona para limpiar el local y reponer existencias. Situado en el corazón mismo de la fiesta, en el número 10 ... de la céntrica Plaza del Castillo, se transforma en estos días de julio y pasa de ser un establecimiento un tanto elitista, que habitualmente sirve gin tonics de hasta 130 ginebras y 30 tónicas en copas de balón o vasos capri, a despachar 1.000 litros de cerveza al día a la marabunta sanferminera entre las barras y la terraza. «En San Fermín desmontamos el bar para montar otro distinto, en el que lo simplificamos todo», explica su gerente, Santos Muñoz.
Simplifican su vajilla, en la que pasa a reinar el común vaso de sidra o el de plástico reciclable de color verde que reparte la fundación Varazdin, y simplifican su oferta. De las 16 tipos de cerveza pasan a servir tres (negra, rubia o tostada). Eso sí, por barriles. Y los selectos caldos que guarda en su bodega se ven reemplazados en estas fechas por el vino a granel. Antes del Chupinazo ya se había hecho con 100 litros para repartir entre la barra y la terraza del establecimiento y la barra que el Ayuntamiento les adjudicó en la propia Plaza del Castillo. «El cliente habitual lo echa de menos -admite Muñoz- pero comprende la batalla que libramos en Sanfermines».
En sus antiguos almacenes, bajo los porches de la plaza, se amontonan las cajas de bebida y comida, que van siendo reemplazados a medida de que van desapareciendo. El día 6 no tenían ni una mesa libre, con 100 almuerzos reservados para antes del Chupinazo y otras 80 comidas. Fue la jornada más intensa. «La gente estaba embravecida», decía el gerente. Para ese día compraron 200 barras de pan. No fuera a faltarles. Y algo sobró, pero tampoco mucho.
El personal también se duplica en estas fechas hasta un total de 28 trabajadores que se reparten en turnos. Y, claro está, los precios también suben, con un redondeo al alza -la caña de 2,30 a 2,50- que además de hacer caja permite a los camareros llevar las cuentas de cabeza con más facilidad. Cada día atienden entre barra y terraza a unas 600 personas, en un bar que apenas cuenta con 65 metros cuadrados en su interior. Por él han pasado desde las infantas Elena y Cristina a recientemente el grupo Morat. Y miles cada Sanfermines.
«Lo mejor de los Sanfermines»
En los últimos días de las fiestas, Muñoz está encantado de cómo están transcurriendo. «Lo mejor de los Sanfermines está siendo la Plaza del Castillo», asegura. A su juicio, la instalación de barras en la propia plaza y el programa de música con disc-jockeys ha sido un acierto porque «la gente está encantada y está yendo muy, muy bien».
El entorno ha rejuvenecido y estos cambios han desterrado de la céntrica plaza a los visitantes problemáticos que acampaban en sus jardines y ahora, pese a la gran cantidad de basura con que amanece cada día, «está muchísimo más limpia», sostiene. El eficaz servicio de limpieza municipal se encarga de retirarla y asear el pavimento con agua y jabón. Además, añade Muñoz, «no hay ninguna discusión», frecuentes entre los molestos inquilinos de antes.
El domingo aún tuvo que encargar un nuevo pedido de 400 litros de cerveza. Los últimos días se prevén más tranquilos, pero la fiesta sigue.