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El Gobierno traspasará las competencias de la Fiesta Nacional a Cultura

El ministro Rubalcaba se compromete al cambio durante una reunión con una delegación de siete toreros

Ernesto agudo

ROSARIO PÉREZ

Fumata blanca. Habemus traspaso de la Fiesta Nacional al Ministerio de Cultura. Alfredo Pérez-Rubalcaba, «en nombre del Gobierno», dio el «sí, quiero» al trasvase de las competencias del toreo de Interior a la cartera de Ángeles González-Sinde. «Será en un corto espacio de tiempo, en cuanto solucionemos los problemas técnicos», explicó José María Manzanares en representación de los toreros, que se citaron ayer en la sede de Interior.

El patio del Ministerio era un hervidero de medios. Aguardaban expectantes el encuentro de las figuras con Rubalcaba, quien, al contrario que la titular de Cultura, sí se retrató. Siete toreros hicieron el paseíllo a paso de procesión .

Con clásicos trajes, enjaezados con pañuelo en la solapa, posaron para la nube de fotógrafos Enrique Ponce, El Juli, Manzanares, Cayetano, El Cid, Alejandro Talavante y Perera. Resplandecían los flashes en las gafas de sol que la mayoría optó por lucir. En fila ascendieron «los siete magníficos» las escaleras que conducen al despacho del ministro, que permitió la entrada de las cámaras para no engrosar su escalafón de «abucheos».

Sí hubo foto

Un cuadro del Rey fue testigo de las palabras que intercambiaron las figuras —arropadas por el presidente de la Mesa del Toro, Carlos Núñez, y el abogado Javier Araúz de Robles— con Rubalcaba, quien los saludó con un apretón de manos y amplia sonrisa. Finalizado el posado, ocuparon tres sillones blancos: El Juli y Ponce «escoltaron» al ministro, que expresó su disposición al trasvase, que, como el del Ebro, tiene varias ramificaciones y lagunas por abordar...

Después de más de una hora reunidos, en la que, según pudo saber ABC, Rubalcaba tranquilizó a los diestros asegurándoles que la Fiesta «no corre peligro» —tal vez recordó la frase de Pérez de Ayala en la que sostenía que los toros no morirían: «antes moriría España»—, la delegación de matadores, encabezada por Manzanares, hizo unas declaraciones ante la prensa en la sala cedida por el Ministerio, todo un «detalle» después del «feo» de sus colegas de Cultura.

Frentes abiertos

El espada alicantino, con la mano izquierda aún vendada por su lesión, expresó su satisfacción y leyó las líneas maestras de lo hablado. En corto y por derecho la primera frase: «El ministro del Interior, en nombre del Gobierno, está dispuesto a pasar en corto plazo de tiempo la Fiesta a Cultura». Y continuó: «Sólo falta formalizarlo y que el mundo del toro concrete asuntos internos». Cayetano puntualizó: «Nos referimos a cuestiones técnicas y administrativas». Prologada ya «por buen camino» la faena —un día 12+1 para romper supersticiones—, falta rematarla con el arbitraje idóneo. «Esto está hecho —comentó Ponce a la salida—. Ahora hay que valorar temas como delegado gubernativo, sanciones, etcétera. Las competencias están en las Comunidades, que tienen sus reglamentos».

A pesar de que las competencias de la Tauromaquia están transferidas a las Comunidades, las figuras consideran que su sitio se halla en Cultura: «Si hacemos esta petición, es porque los toreros nos sentimos artistas y porque creemos que en Cultura se va a apoyar mucho el mundo del toro y habrá más promoción», señaló Manzanares. Ante la pregunta de un periodista sobre qué tiene en común la torería con la literatura o el cine, explicó: «Cuando un aficionado disfruta con una faena, nace una emoción muy grande. Esa transmisión es arte». Un arte plasmado por escritores, pintores y poetas de la talla de García Lorca («la fiesta más culta»)... «Creemos que la imagen de la Fiesta mejorará en Cultura», dijo El Juli.

Los toreros insistieron en su deseo de «no politizar el toreo». ¿Y qué ocurre con la prohibición en Cataluña y la negativa del PSOE a la declaración de la Fiesta Bien de Interés Cultural, propuesta por el PP? «Nos han comentado que están abiertos a negociar y al consenso», manifestaron.

Desavenencias con el PSOE

Hicieron hincapié en la unidad del mundo taurino para solicitar este cambio: «La presencia del presidente de la Mesa del Toro, que engloba a todos los estamentos, es una muestra de que estamos unidos». Los «siete» se marcharon felices: Rubalcaba, quien les aconsejó que lo importante es que el toreo «vaya bien por dentro», prefiere no sumar más problemas y se muestra dispuesto a ceder los trastos a González-Sinde, la ministra que no se quiso inmortalizar con los toreros. Que no sea un simple caramelo para endulzar las desavenencias del PSOE con la afición y la faena acabe por la Puerta Grande...

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