Herido Álvaro Alarcón, oreja a Víctor Hernández

En la primera novillada de la temporada madrileña, el 27 de marzo, Víctor Hernández cortó dos orejas. Tiene capacidad y valor. El primero embiste alegre, repite, le permite lucir todo su repertorio en una faena desigual, con momentos brillantes, demasiado larga, como ahora es habitual. Mata con decisión. En el tercero, liga series limpias por los dos lados y mata muy bien: amplia petición de oreja . Cambian el turno, por estar herido Alarcón, y mata el cuarto: lo domina, bajándole la mano, acaba de rodillas y, aunque la espada cae baja, la mayoría exige la oreja, concedida por acumulación de méritos.

El toledano Álvaro Alarcón ha toreado menos pero, en San Isidro, el 23 de mayo, con esta misma divisa, cortó nada menos que tres orejas. Se queda muy quieto, aguanta sin rectificar y mata como un cañón, muy recto, sin aliviarse: es su gran arma. El segundo saca dificultades. En un muletazo, lo hiere. Con un torniquete en la pierna, mata bien y pasa a la enfermería. Lleva una cornada de 15 centímetros en el muslo, pronóstico leve. Sale para matar al quinto, vuelve a quedarse muy quieto ante un bravo novillo. Mata muy bien, entrando recto como una vela. El sexto flaquea, lo protestan, no lo devuelven y ya no se aprecia el valor de Alarcón.

No ha habido éxito grande pero los dos jóvenes han mostrado que quieren ser toreros y poseen cualidades, incluida la decisión con la espada. No es mal comienzo.