las ventas

Los grises violines del otoño

Ni los toros de Fuente Ymbro ni los espadas consiguen que remonte una tarde sin grandes emociones

Torero comienzo por bajo de Álvaro Lorenzo al buen tercer toro Plaza 1

Madrid

09/10/2022
Actualizado a las 21:46h.

Llegamos ya a la penúltima tarde de una Feria de Otoño que se está viviendo con pasión, aunque se están viendo más detalles que faenas rotundas. Esta tarde, la pasión decae: aún para un domingo, el cartel me parece plano, falto de variedad. Repiten ... las reses de Fuente Ymbro: toros armados, encastados, de juego variado. Sólo Perera roza el premio en el primero. Alternan, toda la tarde, ovaciones y silencios.

Miguel Ángel Perera ha abierto seis veces la Puerta Grande de Las Ventas. Suele hacer faenas largas y tiene su punto débil en la espada. El primero sale manseando pero se crece en el caballo. Lidia muy bien Curro Javier; saludan Ambel y Herrera. Perera, firme y poderoso, lo somete bajando mucho la mano, con mérito. Prolonga con un encimismo que aquí no agrada a todos. Mata a cambio de recibir un golpe: aviso y petición insuficiente. El cuarto sale descoordinado pero lo mantienen. Saluda Curro Javier, en banderillas. Al final de la primera serie, ya se cae y lo repite varias veces. Perera corta la faena, como le piden. Mata pronto, no bien.

Actúa el joven Juan Leal, a pesar del duro percance que sufrió hace dos semanas en Nimes. Va abriéndose camino con valor temerario, encimismo y una forma de matar heterodoxa pero eficaz. Mansea y flojea el segundo. Juan Leal recurre a su habitual arrimón, metido entre los pitones, que levanta división de opiniones. Mata a la segunda, con salto: segundo aviso de la tarde y ovación. El quinto tardea pero empuja en el caballo, se luce el picador Vicente González. En la muleta, el toro pega arreones, no pasa. Juan Leal aguanta con valor. También mata pronto pero mal. Resumen: el valor siempre es respetable.

Monumental de las Ventas. Domingo, 9 de octubre de 2022. Más de 19.000 espectadores. Toros de Fuente Ymbro, encastados, de juego variado; destaca el excelente tercero. El 6º, de Puerto de San Lorenzo, deslucido.
Miguel Ángel Perera, de blanco y oro. Estocada (aviso, petición y saludos). En el cuarto, estocada desprendida y descabello (silencio).
Juan Leal, de verde y oro. Pinchazo y estocada con salto. Aviso (saludos). En el quinto, media estocada baja y descabello (silencio).
Álvaro Lorenzo, de gris plomo y oro. Pinchazo y estocada caída (saludos). En el sexto, dos pinchazos (silencio).

El toledano Álvaro Lorenzo ha demostrado muchas veces que sabe torear y ha conseguido éxitos pero no logra dar el paso a primera figura. El tercero sale suelto pero embiste con prontitud y alegría. Lidia muy bien Iván García, corriendo hacia atrás. Álvaro logra algunos muletazos con clase pero el conjunto es irregular. Mata a la segunda. Ha toreado bien, a veces, pero el toro era para cortarle las orejas. Al salir el último, la tarde se ha despeñado en la grisura y el remiendo del Puerto de San Lorenzo no lo arregla. Todos esperan a Iván García y Fernando Sánchez, con los palos: no defraudan. El toro protesta, vuelve rápido, y el trasteo no cuaja. Le gritan al diestro: «¡Déjalo ya!» Mata sin entregarse de dos pinchazos y el toro se echa: un pobre final.

Me pide un vecino ilustrado algún poema que resuma la tarde. No lo dudo, la ‘Canción de otoño’ de Verlaine: «Los largos sollozos / de los violines del otoño / hieren mi corazón con una languidez monótona». Es hermoso, pero es lo más contrario a lo que debe ser una corrida de toros. Por eso, mis vecinos salen recordando los tres lances que dio Morante…

Cuando un torero se deja afeitar la barba con el ojedismo como religión

Posdata. Sólo elogios merece el Centro de Asuntos Taurinos por haber recuperado la exhibición de las reses en la Venta del Batán, reclamada reiteradamente por la Asociación El Toro de Madrid: es una hermosa tradición y responde al amor al toro, que es el fundamento de esta Fiesta. Pero no a todos los ganaderos les agrada: sólo la mitad de los encierros de esta Feria se han exhibido allí; curiosamente, no los de las primeras figuras. ¿Será porque no quieren que los vean los aficionados, antes de lidiarse? Si fuera así, cometerían un grave error.