Gijón recupera el toreo por voluntad popular

La emotividad de la tarde en que El Bibio reabrió sus puertas tras dos años de prohibición estuvo por encima de un discreto balance artístico, con una oreja para Diego Urdiales

El espejo de Gijón

El primer paseíllo en El Bibio tras los dos años de prohibición circuitos taurinos

12 de agosto de 1888, Gijón, en pleno desarrollo social y económico, inauguró su flamante plaza de toros. Dos diestros históricos, Mazzantini y Guerrita, fueron las figuras que lidiaron las tres corridas de la primera feria de Begoña. Desde entonces, la plaza del Bibio ... ha acogido a los principales y más renombrados diestros de cada época. Aquí no faltaron Joselito ni Belmonte, ni todos los grandes de la Edad de Plata; Lalanda, Domingo Ortega, Villalta… También llenaron sus ferias Pepe Luis y Manolete, Luis Miguel, Ordóñez más tarde. Y Camino, Puerta, El Viti y El Cordobés y, en los setenta, Paquirri, Manzanares… Muchas tardes de gloria, grandes faenas, llenos en la plaza y la ciudad hirviendo en fiesta; días difíciles también, jornadas de sangre y dolor, el tributo del toreo. Y así hasta hoy, ciento treinta y cinco años después.

El 15 de agosto de 2023 va a ser, sin duda, la fecha más emblemática y emotiva desde la inauguración del coso gijonés. La más importante también: el día en que Gijón recupera su plaza por voluntad popular y en contra de la voluntad de una alcaldesa que decidió por su cuenta que los toros no eran buenos para su ciudad. Ana González se llamaba la primer edil socialista, que una vez finalizada la feria de 2021, con la pandemia dando todavía coletazos, salió en defensa de las mujeres y de los inmigrantes porque se habían lidiado dos toros que se llamaban Feminista y Nigeriano. Y aquella pueril y sibilina excusa le valió para cerrar la plaza con su ciudad en contra, pues nunca antes se habló tanto de toros en Gijón y se reivindicó la Fiesta que cuando Ana González la erradicó.

No hubo toros en 2022, porque la ínclita sacó a relucir unos informes sobre el estado de la plaza, como tampoco los hubo durante la Guerra Civil –«ahí lo dejó, que lo analicen y comparen», dijo entonces una aficionada indignada–. A la alcaldesa su partido la eliminó de las listas, el color político es ahora distinto, y el enojo y el enfado de una ciudad se ha tornado en ilusión por recuperar una tradición que durante décadas ha supuesto una pieza clave a nivel turístico, social y económico para Gijón.

Máxima expectación ante la primera corrida de la Feria de Begoña, caras felices en los aficionados, reencuentro de viejas amistades en los tendidos y, en chiqueros, Parado, Fígaro, Ceniciento, Pacato, Cenicienta y Belloto, ni un Feminista ni un Nigeriano, ni un Asturiano siquiera, ese nombre de toro que los aficionados de aquí hasta hubieran agradecido. Es de esperar que quienes se la cogieron con pinzas no vuelvan a levantar la voz, que no vean fantasmas ni con el Parado ni con los inclusivos Ceniciento y Cenicienta.

A las seis y media en punto sonaron clarines y timbales y sobre la arena el caballero Pablo Hermoso de Mendoza, el matador Diego Urdiales y el novillero Manuel Román. Dos horas antes se abrieron las puertas de la plaza en una tarde en donde no quiso faltar esa lluvia fina tan característica del Norte, que no fue suficiente para aguar la fiesta a los miles de aficionados que acudieron al Bibio.

Y en ese ambiente de fiesta, quien no pareció aceptar esa voluntad popular que ha hecho que la Feria de Begoña vuelva a celebrarse, fue precisamente el presidente del Principado, el socialista Adrián Barbón, quien a través de las redes sociales lanzó su soflama animalista de tildar la tauromaquia de maltrato animal. «¿Nos toman por tontos?», dice el presidente asturiano, olvidando que por ley y como poder público tiene obligación de defender, respetar y promover la Fiesta. Por contra, la nueva alcaldesa, la popular Carmen Moriyón, recibió una ovación de gala cuando apareció por el callejón.

Tendidos, gradas y andanadas presentaban una excelente entrada, paraguas abiertos en la tarde gris, que no era la más taurina. Al toro del rencuentro, Pablo Hermoso de Mendoza lo llevó muy templado en una faena con acierto al clavar banderillas arriba, citando muy en corto. El de Romo se fue parando y el navarro acabó con un certero rejonazo.

Más cuajado el cuarto de la divisa portuguesa y embistiendo con fuerza. La actuación de Hermoso tuvo el acierto de la tensión que trasladó al público. Vibraron los tendidos, clavó siempre al estribo, muy por encima del toro cuando se fueron apagando las arrancadas. Espectaculares los quiebros, sin solución de continuidad con las banderillas cortas y un borrón con los aceros, que le privó de algún trofeo.

Diego Urdiales brindó el segundo de la tarde a la alcaldesa agradeciéndole su valentía. El de Zacarías Moreno no era claro, siempre amagando con rajarse. Por el izquierdo, aunque le costaba mucho repetir, trazó algún natural templado. Insistió con una y otra mano y destacaron chispazos de calidad como un trincherazo y algunos ayudados para cerrar faena. Quiso justificarse, pero a partir de ahí un mayor lucimiento se tornaba imposible. Solo quedaba quitárselo de encima con brevedad.

Serio y bien hecho el quinto, al que el riojano lo toreó con sentimiento a la verónica. Lo cuidaron en varas porque el toro no andaba sobrado de empuje. Hubo buen aroma en una primera serie con la mano derecha, y siguió por ese pitón cuando ya le costaba al astado arrancarse. En los medios citó con la izquierda y surgieron muletazos sin ligazón. Aún quedaba el regusto en una serie de derechazos que levantó la faena, y el regalo de unos naturales robados a base de pundonor. Por encima del toro, muy entregado y enrazado el torero. Espadazo y oreja de ley.

GIJÓN

  • Plaza de toros del Bibio Martes 15 de agosto de 2023. Primera de la Feria de Begoña. tres cuartos de entrada. Corrida mixta. Se lidiaron dos toros de Romāo Tenorio para rejones, y dos toros y dos novillos de Zacarías Moreno, todos desiguales de presentación y juego, y ayunos de casta.
  • Pablo Hermoso de Mendoza, rejón (silencio). En el cuarto, Dos pinchazos y rejonazo (ovación).
  • Diego Urdiales, de verde y oro. pinchazo y estocada corta (silencio). Estocada (oreja).
  • Manuel Román, de rosa y oro. Media atravesada y dos descabellos (silencio). En el sexto, dos estocadas que asoman, estocada y descabello (silencio).

Pinturero anduvo con el capote el jovencísimo novillero Manuel Román ante el tercero. Cara de listo tiene, sus formas y su simpatía levantaron el ánimo de los tendidos. El de Zacarías Moreno, sin maldad, pero con poco fuelle y siempre queriéndose ir a las tablas. Lo entendió el chaval que toreó con buen aire con la mano derecha. Apuntó cosas con la zurda en un trasteo que se quedó a medias por el novillo rajado.

Volvió a manejar el capote con facilidad Román, que demostró capacidad y un toreo relajado con la muleta. Hubo mando con la derecha ante un noble novillo, que fue a menos. No acabó de levantar el vuelo el trasteo frenado por la espada. Fue el punto y final a una tarde, discreta en lo artístico, que pasará a los anales por ser en la que Gijón recuperó la libertad de ir a los toros.

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