Diego Urdiales se reencuentra con la izquierda

El cinqueño de Ana Romero fue siempre a más, especialmente entregado y bravo por el pitón izquierdo. Y allí estuvo Urdiales acoplado de principio a fin. Si buenas fueron las series con el compás abierto, con el mejor trazo, con el temple frenando las embestidas hasta la despaciosidad, aún quedaba el estrambote final a pies juntos. Todo dulzura, mando a la vez, muñeca sutil, toro y torero a más, en un auténtico recital de toreo eterno. El que permitió al diestro de Arnedo reencontrarse con su izquierda, consigo mismo, en una temporada que llevaba cuesta arriba.

Le cortó las dos orejas, que pudieron ser más de no fallar con la espada ante el primero, que brindó al líder socialista vasco, Eneko Andueza, ante el que ya apuntó lo que vendría en el cuarto con la zurda.

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A Daniel Luque en este momento le valen todos los toros, los buenos, los malos y los regulares. Así lo demostró con el segundo, tan medido de fuerzas como noble, al que mantuvo en una faena que solo vio el de Gerena. Todo mejoró en el quinto, con menos presencia, pero con movilidad y celo. Lo toreó de forma espléndida por los dos pitones, pero el descabello se llevó las orejas ganadas a pulso. Como premio consigue la sustitución de Morante, anunciado para el martes, que sigue sin recuperarse de su lesión de muñeca.

Diego Carretero se enfrentó al tercero, complicado y planteando problemas, que el manchego hizo frente con buena actitud. Todo quedó en nada por el borrón de la espada. Ante el sexto se mostró muy dispuesto y con buenas maneras. Lo intentó todo y hasta se desesperó cuando el toro fue a menos.